Trovači en Essen
Para empezar, y como bien ya notaron algunos que habían leído este post anterior de Eslavos del sur, no se trataba de ningún grupo gitano de nombre Trubači (aunque un hipotético grupo de ese perfil se podría igualmente agradecer), ni nada por el estilo.
En la página oficial en Internet de la banda que sí fuímos a ver (en alemán, por lo que aquí lo traduzco al español) escribe para los novatos en el concepto (como lo eramos Lizette y su servilleta) que los chavos de Trovači (en español, eso se podría traducir literalmente a algo así como Envenenadores) -palabra que en la ex-Yugoslavia era una expresión coloquial que denotaba a los galanes harto expertos en las artes de la seducción-, mezclan ritmos del rock, el punk, el reggae y el ska con los sonidos de los éxitos de la llamada Nueva Ola de la escena rockera yugoslava de los ochenta.
¿El rock ex-Yugoslavo?, ¿habrá realmente algo así?, se preguntan en su página los integrantes de esta banda. Desde luego, se responden ellos mismo y explican: en los ochenta vio el entonces socialista, país balcánico, la cima de la llamada Nueva Ola de la escena musical (punk, rock, alternativa) en este sudeste de Europa.
Aunque ellos no hacen una lista de las maravillosas bandas de aquel entonces, yo, por mi parte, me atrevería a recomendar aquí a solamente algunos de sus representantes para su información y, tal vez, una futura excursión hacia estos sonidos. Para empezar, e inspirado por el concierto, vendría el ya mítico album Paket aranžman, de 1981, de la banda de culto VIS Idoli realizado en colaboración con algunas otras bandas de la escena alternativa del momento, tales como Električni Orgazam -El orgasmo eléctrico, pa' irnos entendiendo- (una recopilación de los mejores éxitos de los ochenta de ellos se puede encontrar aqui), que se convirtió en otra de las leyendas de la escena yugoslava y, en especial, belgradense, hasta hoy en día, entre otros. Luego, el legendario Disciplina kičme, o Disciplin a kitchme, como escribieron su nombre en unos videos filmados para el MTV gringo en 1990, que con su sonido basado mayoritariamente en influencias del funk (balcanizado), combinaba trompeta y bateria con una voz peculiar de su legendario cantante. Después, cómo olvidar a los maravillosos grupos como Azra (y la posterior carrera solista de su cantante Johny Štulić) o Ekatarina Velika (EKV), uno de los máximos representantes de la ola. Los grupos de la escena de Zagreb (Croacia) como el grupo Film, el Prljavo Kazalište, el Parni valjak, Divlje Jagode y muchos otros son desde luego, aportaciones excelentes a este movimiento. Luego vendría el grupo Leibach de Eslovenia y su sonido darkero, cuyos discos, por cierto, alguna vez ví en el tianguis del Chopo en la ciudad de México. Para continuar, no se puede prescindir de la banda Leb i Sol (y la carrera de solista de su guitarrista, Vlatko Stefanovski) que desde Macedonia (y una de sus rolas versa que "las canciones se vuelven cada vez más tristes, mientras más al sur te encuentres", oséase "...pesme su tužnije što si južnije...") enriquecían la escena con un sonido de rock progresivo impresionante (algunas rolas de ellos y otros grupos se pueden escuchar aqui). Seguido, tengo que mencionar los maravillosos inicios de la banda Zabranjeno pušenje, que hoy en día tiene varios homónimos, incluído el No-Smoking Band, tan sonado en México por ejemplo y, desde luego, la mismísima veterana de los setenta, Bijelo Dugme (el Botón blanco, en traducción libre) de Sarajevo y la carrera solista de su guitarrista y líder Goran Bregović (en México conocido por la música de la película Undergrund), que simboliza de alguna manera rara el sentimiento de unidad de los pueblos sudeslavos, hoy ya parte de la historia. Tampoco se pueden olvidar los emblemáticos (aunque mucho más comerciales) grupos que normalmente no se cuentan como representantes de la Nueva Ola, pero que sí hicieron ruido, y lo siguen haciendo, tales como Riblja Čorba (Sopa de pescado, en traducción libre y literal; algunas de cuyas rolas se pueden escuchar aqui) -cuyo cantante, Bora Djordjević o Bora "Čorba" se vio envuelto en cuerpo, voz y alma en la política serbia desde el inicio de los noventa y es hoy en día asesor del Ministro de Cultura de Serbia-, y su "hijo menor", el grupo fundado por su antes guitarista: Bajaga i instruktori. Estos últimos dos (y muchos más, como Plavi Orkestar de Sarajevo, o Crvena Jabuka croata, por ejemplo) no cuentan como representantes de la llamada Nueva Ola, por que han acaparado desde siempre los medios y han gozado de todo el apoyo de las disqueras, por lo que difícilmente se podrían clasificar como bandas alternativas. Sin embargo, su sonido, sobro todo en los inicios, ha sido sensacional.
Luego, al final de los noventa, aparecieron un montón de grupos nuevos, que pasaron por tiempos difíciles por hechos por todos ya conocidos y que actualmente se están consolidando como veteranos de los últimos dos decenios. Entre ellos están Rambo Amadeus (quién sigue tocando fuerte y firme y cada vez más provocador), una especie de etno-hip-hop-rock balcánico provocativo, Dino Dvornik, en una especie de dance-pop-rock croata, Laki Pingvini, Deca loših muzičara (Hijos de malos músicos, en traducción libre) que desde Belgrado impulsaban el funk multifacético, los Vampiri y su sonido Rockabilly emblemático, acompañados por la versión yugoslava de Tony Montano que tocaba bajo ese nombre covers de los sesenta adaptados y en serbio/croata, o los grupos de punk del círculo subterráneo de Belgrado, como los de NBG (Novobežanijsko groblje), o Mister No, que aparecieron únicamente en recopilaciones y jamás grabaron un álbum propio, son tan sólo unos ejemplos.
Posteriormente, en los noventa, prosiguen los "Trovači" en su página, una vez que muchos de los fans de este tipo de música salieron del país (o países, para ser más exactos), los que se quedaron se vieron inundados de guerras nacionalistas y el llamado Turbo-Folk (una mezcla terrible entre la música popular balcánica, que en sí es maravillosa, llena de sonidos de Oriente, de Occidente, los eslavos autóctonos y otras influencias varias, pero afeada por rítmos modernos del hip-hop-pop y demás variantes del dance más denigrante, con algunos destellos interesantes, como excepciones valiosas). Sin embargo, diez años después, empezó el renacimiento de aquella ola sudeuropea-balcánica, ¡en Polonia! En el disco publicado en el 2001, intitulado Yugoton (más información sobre este movimiento de resurrección y cuestiones afínes: aqui, aqui y aqui), presentan los músicos polacos en conjunto, contando con apoyo fuerte y determinante de sus colegas ex-Yugoslavos, sus éxitos preferidos de los tiempos de la Nueva Ola yugoslava.
En las escenas sudeslavas, desde luego, y una vez terminadas las guerras en 1995, florecieron o resuscitaron un sinnúmero de nuevas bandas que valdría la pena escuchar. Un ejemplo recomendado ampliamente por East Ethnia es el da la banda Kandakodžainebojša y la lista de muchas otras se pueden encontrar en esta página de Balkanmedia.
Y, ahora, viene la segunda carga de esta misma tendencia -que recuerda y resalta el Balkan-Sound de los ochenta-, pero no de Ljubljana, de Zagreb, de Sarajevo o de Belgrado, sino de la mismísima diáspora: de Düsseldorf.
Finalmente, nos la pasamos rebien Lizette, Arthur (un amigaso brasileño con el que convivímos a menudo en la actualmente nevada ciudad de Essen) y yomero. Bailamos como locos (como siempre lo hacemos, al menos yo, para no involucrar a otros inocentes), y el que esto escribe, desde entonces, vive y convive y se emociona y se atormenta de nostálgia con un sinnúmero de rolas que le suenan en la cabeza en esta especie de baile de resucitados de un largo sueño de ausencia.
Ojalá les haya gustado esta especie de recuento amateur de la escena rock-alternativa ex-Yugoslava. Se agradecen todos los comentarios de expertos y sugerencias varias para nuevas experiencias musicales sudeslavas.
Un abrazo a todos los músicos de corazón.