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18.1.09

La retrospectiva acerca del recién culminado conflicto, la situación sociopolítica en Serbia 1996-1999 y el conflicto de Kosovo no resuelto

Otra de las regiones problemáticas era el llamado Distrito de Slavonia Oriental, Baranja y Srem Occidental (SBS). Josep Palau [Pa96, p. 29] la define diciendo que la Slavonia se extiende como una franja al este de la región de Zagreb; la cual mayoritariamente siempre estuvo poblada por croatas. La Vojvodina, por su parte, ha sido siempre una región multiétnica con predominancia serbia. En las carreteras y otros lugares públicos de la Vojvodina actual pueden observarse anuncios hasta en cinco idiomas, pues es muy significativa la presencia de los húngaros (mayoritarios en varias localidades), rutenos y eslovacos. Ha desaparecido por completo la presencia de los pueblos alemanes (los Volksdeutsche), que se hicieron notar hasta 1945, sobre todo en Vojvodina, aunque también en Slavonia. La Baranja, sigue Palau [Pa96], es una comarca extraordinariamente rica, de la que hoy se explotan incluso yacimientos petrolíferos, y que ocupa un triángulo entre los ríos Danubio y Drava.

El autor [Pa96] sigue explicando que los territorios de la actual Croacia estuvieron representados en el AVNOJ (Consejo Antifascista de Liberación de los Pueblos Yugoslavos) por varias delegaciones distintas a aquella organizada desde Zagreb: Krajina serbia, Dalmacia e Istria; los representantes de Srem y Baranja estuvieron integrados en la delegación de Vojvodina. Entre 1945 y 1990 nadie dudó de que el distrito SBS era parte de Croacia, pero tampoco previó nunca nadie que Yugoslavia fuera a romperse. La quiebra del consenso resultante, sigue Palau [Pa96], de una Croacia yugoslava suscitó las disputas fronterizas entre los nuevos estados soberanos, croata y serbio, en esas áreas mixtas del Danubio. Desde el punto de vista demográfico, explica el autor, y como es frecuente en estas situaciones, resulta difícil establecer cifras indiscutibles, pues las estadísticas admiten presentaciones distintas según la perspectiva con que se mire o el interés al que se sirva. Algunas tendencias generales pueden, no obstante, establecerse, comenta Palau [Pa96], después de tener en cuenta todas las versiones. Por ejemplo, no parece haber dudas sobre el carácter mayoritariamente serbio de la Baranja, con fuertes minorías croata y húngara. En la Baranja del distrito SBS desaparecieron algunos miles de croatas y húngaros -¿quizás 15,000?-, especula Palau [Pa96], que la habitaban en 1991. En su lugar, llegaron oleadas de refugiados serbios procedentes de Slavonia en 1991, de Slavonia occidental en junio de 1995, y de la Krajina de Knin en agosto de 1995; con esos intercambios, la población total de Baranja apenas ha disminuido en un 10%. También parece bastante claro que la población rural de la Slavonia oriental era serbia, por ejemplo entre pueblos y aldeas entre Vukovar y Osijek y alrededor de esta última ciudad. Tampoco ofrece dudas esenciales catalogar Osijek como ciudad de mayoría croata, aunque está en litigio la dimensión de la minoría serbia que en ella habitaba.

Donde más divergen las fuentes, señala Josep Palau [Pa96], es respecto a Vukovar. Si tomamos el censo oficial de 1981 para distanciarnos algo del explosivo 1991 -en esa década la demografía no cambió tanto-, tendremos datos distintos según se considere la población del casco urbano (grada Vukovara) o se considere el municipio entero (Vukovarske opštine). Un segundo motivo de la divergencia en las interpretaciones lo constituye el sentido de la categoría ”yugoslavos”. Si se considera, como hacen las fuentes croatas, que quienes se declaraban ”yugoslavos” no son ni serbios ni croatas sino ”otros”, entonces Vukovar tenía mayoría relativa croata. Por su parte, los demógrafos serbios puntualizarían que, por sentirse identificados con Yugoslavia como estado, eran serbios la mayoría de quienes marcaban la opción ”yugoslava” en las declaraciones censales. Si se suman ”serbios” con ”yugoslavos” la cifra ofrece una mayoría absoluta del 53-54% frente al 37-38% de ”croatas” y el 9% de ”otros” [Pa96, p. 30-31]. En todo caso, parece razonable pensar que, a la hora de aprobar la ruptura de Croacia con Yugoslavia, los autodefinidos ”yugoslavos” -fueran o no serbios- no estaban del lado separatista croata.

Muy pocos de los antiguos habitantes de Vukovar permanecen en la ciudad, habiendo sido ocupados por refugiados los espacios escasamente habitables que quedan entre las ruinas. La limpieza étnica, asevera Palau [Pa96], ya sea forzada o por huida, es prácticamente absoluta en ambos lados de Slavonia. Es así que la población actual del distrito SBS es totalmente serbia, alcanzando probablemente la cifra de 150,000, según estimación de UNTAES (United Nations Transitional Authority of Eastern Slavonia), aunque es muy difícil precisar. Por el contrario, no quedan prácticamente serbios en las regiones de Slavonia occidental donde antes abundaban (Osijek, Karlovac), ni en las Krajinas, donde predominaban; su presencia se ha visto archidisminuida en las grandes ciudades croatas, en las que siempre fueron un grupo significativo -Zagreb, Zadar, Split, Rijeka, Dubrovnik-.

La guerra había terminado, por el momento.

En una especie de retroanálisis, muchos coincidían con lo que escribe Palau [Pa96, p. 60-61] en cuanto a lo que ocurría. Se habla aquí "de un dictado sobre fronteras post-yugoslavas de 1990-1991, para distinguir lo que fue la fijación de un consenso entre poderes, de sus manifestaciones posteriores más evidentes. Éstas fueron: los reconocimientos formales de Eslovenia y Croacia en enero de 1992 por parte de la Comunidad Europea (CE), seguidas del reconocimiento de Bosnia-Herzegovina por la CE y EUA en abril del mismo año; la admisión de esas tres repúblicas en Naciones Unidas un mes más tarde; el reconocimiento de Macedonia más adelante; asimismo, el ”desreconocimiento” de Yugoslavia, lo que significó la exclusión de Serbia y Montenegro tanto de la ONU como de la CSCE, al entenderse que la menguada Yugoslavia no era sucesora de la anterior Yugoslavia -aunque el estado Yugoslavo creado en 1918 fue admitido internacionalmente como sucesor legal de Serbia, que preexistía-. Todos los planes de paz promovidos internacionalmente entre 1993 y 1996 parten del supuesto de que las partes yugoslavas en conflicto deben aceptar como fronteras internacionales las líneas de demarcación que unían dentro de Yugoslavia a las repúblicas federadas, aceptación que finalmente se produce por parte serbia en el Acuerdo de Dayton. Podemos decir que la paz de Dayton es más la reconciliación entre Serbia y la comunidad internacional occidental con base en las fronteras por ésta dictadas y por aquella rechazadas, que una verdadera paz, consistente en la confianza recíproca entre las comunidades enfrentadas y la normalización de relaciones entre ellas, lo que todavía tardará años en restaurarse.

El dictado internacional de fronteras post-yugoslavas contradijo las prácticas de los poderes mundiales y de las instituciones internacionales representativas creadas después de la Segunda Guerra Mundial, especialmente Naciones Unidas y la Conferencia -hoy, Organización- de Seguridad y Cooperación en Europa; en suma, violó todas las doctrinas establecidas para evitar la guerra. Los poderes occidentales reconocieron repentinamente en Yugoslavia lo que durante décadas negaron a tibetanos, kurdos, cachemires, tamiles, biafreños, timoreses orientales, siks indios, moros filipinos... y a tantos otros, es decir, el reconocimiento a separaciones unilaterales respecto de estados establecidos. La Convención de Montevideo de 1993 estableció criterios para el reconocimiento de nuevos estados, basados en primar la continuidad de los preexistentes y exigir a los nuevos candidatos serios requisitos de consenso interno y externo, así como el control efectivo del territorio".

Por el otro lado, en la escena política serbia se hacían cada vez más evidentes los cambios en la popularidad del presidente. Mira Milosevich [Mil00, p. 263] recuerda que fue en 1996 cuando por primera vez Slobodan Milošević no obtuvo mayoría en las elecciones, y se vio obligado a formar gobierno con los diputados del Partido Radical de Vojislav Šešelj, cuya popularidad había crecido –lo que confirma que el nacionalismo, a pesar de las guerras mal acabadas, no había desaparecido, ni mucho menos-, y con los de JUL (la Izquierda Yugoslava Unificada) de su mujer, Mirjana Marković. Pero, sin duda alguna, lo más importante de la nueva coyuntura fue el giro en el discurso político de Slobodan Milošević. Es decir, mientras los nacionalistas le acusaban de traicionar a los serbios de la Krajina serbia y de no defender los intereses de los de la Krajina bosnia, Milošević y sus secuaces sustituyeron la propaganda bélica por una retórica del apaciguamiento. Tal retórica tuvo un claro objetivo: acabar con el Gobierno de Pale, acusando a Radovan Karadžić de haber provocado el odio y los conflictos.

En el año de 1996, la oposición una vez más intentaba derrocar el gobierno en Belgrado. Se desencadenó un caos político nacional en los meses de noviembre y diciembre. Los oposicionistas se unificaron en una especie de coalición para las elecciones municipales en todo el territorio del país. Tenían el nombre de Zajedno (Juntos). Sin embargo, una vez más fracasaron en el ámbito electoral. La esposa del presidente, Dr. Mirjana Marković, ya había fundado su propio partido que a menudo confundía el poder con el dinero y todo en contra de su presunta ideología; su partido llevaba el nombre de la Izquierda Yugoslava Unificada (JUL) y era el aliado natural del partido en el poder y las corrientes radicales nacionalistas serbias. Mucha gente se había hecho de grandes cantidades de dinero y gran poder durante la pasada guerra; sin embargo no constituían ni siquiera el 5% de la población total.

Mira Milosevich [Mil00, p. 265] recuerda que los resultados en las urnas de 1996, en las elecciones municipales, demostraron que el poder de Slobodan Milošević ya no era tan firme como antes. Él, sin embargo, pretendió ignorarlo; no quiso reconocer la victoria de la coalición Zajedno –formada por el Movimiento de la Renovación Serbia (SPO), el Partido Demócrata Serbio (SDS) y la Unión Cívica Serbia- en algunas ciudades. Zajedno encabezó protestas masivas contra el fraude electoral. Parecía que la apatía dejaba de ser el sentimiento dominante en los serbios. Parecía, continúa la socióloga, que el régimen de Milošević iba a caer por fin. Pero no ocurrió así.

Sin un claro programa político que diera cohesión a la coalición, no hubo forma de desbancar al viejo aparato. El proyecto de recambio, sigue Mira Milosevich [Mil00], debía ser algo más que un simple motivo de protesta, pero ese proyecto nunca existió ni pudo existir, porque los dos principales partidos de la coalición compartían la misma perspectiva que el régimen sobre la cuestión clave: las guerras. Slobodan Milošević nunca había visitado Pale durante la guerra de Bosnia. Sin embargo, Vuk Drašković del SPO y Zoran Djindjić del SDS, sí lo habían hecho. La oposición –excepto la Unión Cívica Serbia que, desde su fundación, había sido antibelicista [Mil00]- acusaba a Slobodan Milošević de haber perdido las guerras o de haber traicionado a los serbios, pero no condenaba su política etnocéntrica, ni su proyecto de crear un estado étnicamente homogéneo. Slobodan Milošević se vanagloriaba, como de un mérito personal, de que Serbia nunca hubiera entrado en guerra, y de que los ciudadanos serbios no habían tenido que sufrir violencia alguna en su territorio. Argumento más cínico que falso, porque los voluntarios, los paramilitares, sí fueron a la guerra y porque los ciudadanos serbios, aunque no habían sufrido violencia, no dejaron de resentirse, en su vida cotidiana, de la crisis general de la región.

Me platicaba Miloš allá en el 2000, que de nuevo se había armado un caos nacional en ese 1996 que una vez más duró varios meses. Finalmente, a Slobodan Milošević no le quedó otra salida más que reconocer la victoria de la coalición opositora y conformar un Congreso mixto. El error del movimiento opositor fue no pensar más a futuro. Una vez otorgado lo anterior, éste se desvaneció por completo. Sin embargo, ésta fue la primera gran victoria de la oposición en Yugoslavia. A raíz de ello, empezaban a suceder cosas inexplicables.

Como sucede normalmente, algunos de los líderes de la oposición estaban preocupados por la vida cultural de la nación. Empezaban a adquirir cines y teatros. Era curioso observar como en los canales de televisión estatales, a cargo de los hijos del mismo Slobodan Milošević, se empezaban a pasar películas de todas partes del mundo incluso antes de sus estrenos oficiales en los cines en Estados Unidos. Todo ello sin problema alguno, ya que oficialmente Serbia permanecía bajo el bloqueo económico y esas películas no debían ingresar al país de todos modos. Los nuevos dueños de los cines eran llevados poco a poco a una quiebra segura.

Se empezaban a ganar espacios en algunas radioestaciones autónomas o de la oposición. Incluso, se logró fundar dos canales autónomos de televisión en esa época. Era interesante observar como la misma noticia -incluso la temperatura del aire-, podía cambiar diametralmente, dependiendo del medio en el que se leyera o escuchara.

A Serbia finalmente le quitaron el bloqueo en algunos rubros, al menos oficialmente. Mucha gente intentaba buscar su orgullo nacional en logros deportivos. Iniciaban serias diferencias entre Montenegro y Serbia. La economía se encontraba destrozada y todo el mundo hablaba de que los habían regresado al menos dos siglos en la producción agropecuaria.

En el verano de 1997, en las elecciones convocadas en Montenegro ganaba el ala reformadora y opositora de la corriente ideológica de Momir Bulatović, el eterno protegido de Slobodan Milošević desde antes de que el primero se convirtiera en el presidente del Partido Comunista de Yugoslavia al final de la década de los ochenta. Ganaba las elecciones Milo Djukanović. Ello desde luego provocó reacciones violentas por parte del régimen de Belgrado. El nuevo premier se apartaba de las políticas proserbias y veía ya una emancipación del pueblo montenegrino. Todo ello desencadenó grandes fricciones entre las dos unidades de convivían en una especie de peculiar confederación.

Los motenegrinos se veían bombardeados constantemente por propaganda de Belgrado a través de los medios de comunicación federales en manos de Milošević y su familia; se encontraban intimidados por las cada vez más frecuentes visitas de las personalidades políticas serbias como el presidente, los secretarios de estado, etc. a su territorio, siempre acompañadas éstas por gran pompa y cobertura de los medios de comunicación; se hallaban constantemente provocados los activos de la policía territorial montenegrina por aeronaves y artillería pesada del ejército federal yugoslavo.

No hay que perder de vista que Montenegro representaba la única salida directa al mar para una Serbia continental. Las cada vez más fuertes tendencias separatistas de las élites intelectuales y políticas de esta república no se veían con buenos ojos desde Belgrado. Muchos especulaban acerca de un probable golpe de estado militar que se podía efectuar por parte de los simpatizantes de Momir Bulatović y Slobodan Milošević. Ello jamás llegó a tales extremos, aunque las diferencias se fueron haciendo cada vez más y más evidentes entre ambas entidades a lo largo de los años siguientes.

En 1996 Amnistía Internacional, junto con otros organismos humanitarios, denunciaron numerosas violaciones a los derechos humanos en contra de la población albanesa en Kosovo. Serbia justificó sus fuerzas de seguridad bajo el argumento de que eran actividades para el freno de grupos terroristas separatistas. En broma me comentaban que en Serbia ya se había resuelto el problema de la delincuencia; a todos los criminales los mandaban sistemáticamente a Kosovo como parte del reclutamiento policíaco.

Mira Milosevich [Mil00] comenta que desde la derogación de la Constitución de 1974, que puso fin a la autonomía de Kosovo y Vojvodina, era sólo cuestión de tiempo que la crisis kosovar se convirtiera en guerra abierta entre serbios y albaneses. Ya en 1983, Kosovo, abandonado por el ejército yugoslavo, quedó en manos de la policía serbia. A partir de 1989 existió sólo una forma de ejercer la soberanía serbia en el territorio: aumentar la represión sobre la población civil albanesa. Desde ese año, los ciudadanos albaneses boicotearon todas las elecciones serbias, organizando otras propias y paralelas. Sin reconocimiento institucional mutuo, describe la escritora [Mil00], era prácticamente imposible cualquier negociación política, en el improbable caso de que alguien la hubiese querido de verdad.

La edificación del régimen de Slobodan Milošević sobre la ”difícil e insoportable vida de los serbios en Kosovo” tuvo otra consecuencia: ya nadie creía que la vida en Kosovo para los serbios fuera posible. En realidad, la meta de los nacionalistas albaneses no era la vuelta a la Constitución de 1974, porque ya en 1981, antes de la llegada al poder de Slobodan Milošević y antes de que entrara en vigor la Constitución de 1989, los albaneses pedían la independencia y un estatuto de república dentro de la Yugoslavia comunista. Cuando, en 1983, el Ejército yugoslavo abandonó la provincia por orden del Gobierno federal, se demostró la indiferencia de las otras repúblicas ante la suerte futura de la región. Esta solución, explica la socióloga [Mil00], tanto como la propuesta de Slobodan Milošević en 1989, iba a empeorar la ya difícil convivencia de serbios y albaneses.

En otra parte, la socióloga [Mil00] comenta que Dobrica Ćosić, en el propio Memorandum de la Academia serbia de las ciencias y las artes (SANU), era más suave. Él proponía una partición de la provincia, en la cuál veía el único medio de que ambos pueblos pudieran disfrutar de sus derechos nacionales. En ese caso, la parte norte de Kosovo, donde está el Campo de MirlosKosovo polje- y los monasterios serbios construidos por los Nemanjić y las minas de cobre, debería pertenecer a los serbios. La parte sur, territorialmente más grande pero más pobre, quedaría para los albaneses. Sin embargo, Slobodan Milošević no tuvo ningún interés en dividir Kosovo. Según esta autora [Mil00], el hombre de la guerra prefería una vez más el conflicto armado, porque en ello estribaba la esencia y la tecnología de su poder.

Mira Milosevich [Mil00] prosigue comentando que los enfrentamientos armados entre la policía serbia y el Ejército Albanés de Liberación (UCK) empezaron a finales de 1997 y se intensificaron a partir de febrero de 1998, con la intervención de la policía y de los paramilitares serbios en Drenica, foco principal de la guerrilla albanesa, llamada por el régimen ”organización terrorista”. El UCK no era un ejército ni mucho menos, ni siquiera alguien con quien se pudiera contar en una mesa de negociaciones. Organizada por los nacionalistas albaneses más radicales y financiada por la mafia albanesa con dinero de narcotráfico –lo que sus jefes nunca ocultaron, alegando que todos los medios son buenos si de conseguir la independencia se trata-, no era un interlocutor presentable en círculos diplomáticos. Lo confirma, sigue Mira Milosevich [Mil00], la insistencia americana en la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Kosovo, que debería dar la legitimidad a un interlocutor designado por el pueblo albanés.

El 23 de abril de 1998, Ibrahim Rugova fue elegido presidente de la ”República de Kosovo”, en unas elecciones paralelas auspiciadas por los americanos.

A lo largo de 1998, sigue Mira Milosevich [Mil00], los conflictos entre los albaneses y los serbios se recrudecieron. Slobodan Milošević jugaba la carta del todo o nada: o seguir imponiendo sus condiciones en Kosovo o perderlo por una intervención de la OTAN que, sabía, no era del todo descartable. En octubre de 1998 había firmado un acuerdo con su antiguo amigo Richard Holbrooke, al que había conocido cuando representaba al Beogradska Banka en Nueva York, y que había sido el mediador del Acuerdo de Dayton. El nuevo acuerdo contenía cuatro puntos: la retirada de las fuerzas serbias; el regreso de doscientos mil albaneses que habían huido aterrorizados a los bosques; la entrada de observadores de la OSCE, y una tregua. El acuerdo no fue respetado por Slobodan Milošević, pero tampoco, en lo que se refiere al cuarto punto, por la guerrilla albanesa. Como repitió varias veces su caudillo Hashim Thaci, el UCK no se confirmaría con nada menos que la independencia.
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4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Claro, la particion de Yugoslavia sigue...
Ahora se habla abiertamente de la separacion de Voivodina. Mañana abriremos el tema de Slavonia, pasado mañana de la peninsula de Istria y Dalmacia.
Que viva el nuevo "Empire Austriche-Hongrie!"

Nos faltan los turcos y ya...

Un abrazo amigos mios.

lunes, enero 19, 2009 8:58:00 p.m.  
Anonymous Drago Gojanovic Gutierrez said...

Daniel, gracias por tu blog, me hizo recordar muchisimas cosas de mi infancia; yo también crecí en Belgrado, hijo de exiliados Chilenos (mi abuelo era Croata de Dalmacia), y me "vine" para Chile en julio del 91. Tu visión es bastante parecida a la mia, y supongo que la melancolíaa es inevitable...te felicito por tu claridad al escribir. Saludos de Santiago...budi mi dobar!

miércoles, septiembre 30, 2009 10:08:00 a.m.  
Blogger Daniel Durini said...

Estimadísimo Drago, es siempre un placer contactar a personas que compartieron estas experiencias. ME da mucho gusto que te gustaran estos escritos. La colaboración en este blog es, desde luego, una opción siempre abierta para el que se anime. Yo conocí a otra familia parecida a la tuya, con otra historia de doble exilio: Chile-Belgrado y luego, Belgrado-Chile y también de raíces dálmatas. De pura coincidencia, ¿no conocíste a Rodrigo Sánchez? Sve najbolje i citamo se...

miércoles, septiembre 30, 2009 10:30:00 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

He leído casi todas las entradas de este blog. De todo lo que pude buscar de la net, me ha parecido el lugar donde mejor y más profundamente se explica la historia de los Balcanes. Aquí en Argentina hay muy poca información al respecto, con lo cual ha sido una gran experiencia poder leer este blog.
Saludos desde Buenos Aires, Santi.

jueves, octubre 16, 2014 6:58:00 p.m.  

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