Mapa-enlace, cortesí­a de http://go.hrw.com. Hacer click sobre el nombre del paí­s de interés para información básica



4.5.05

De diversas discusiones del orígen de los pueblos sudeslavos

En la actualidad existen diferentes y en muchos casos, directamente opuestas tesis sobre el origen de los pueblos sudeslavos, particularmente el serbio y la manera y el momento en que aparecen en el escenario de los Balcanes.

En el libro Oslobadjanje istorije -Liberación de la historia- de Ljubomir Kljakić (KLJAKIĆ, Lj. Oslobadjanje istorije. Prva knjiga, početak puta, Arhiv Kljakić, Beograd, 1993), se rescatan las investigaciones realizadas por Miloje M. Vasić, al inicio del siglo XX, sobre la localidad de Vinča, un pueblito en la periferia de Belgrado.

Según la teoría de Miloje M. Vasić, Vinča formaba parte de la colonia iónica. Tras las pruebas de Carbono 14, que se efectuaron a los hallazgos en la región, se ubicó la civilización de esta región del VI al II milenio a.C. Posteriores hallazgos de monumentos escritos en la región, que resultaron ser más antiguos que los encontrados en la isla de Creta, y por ende los más antiguos en Europa, llevaron a varios historiadores a concluir que fue ésta una de las civilizaciones más antiguas del viejo continente y que influyó en etapas posteriores en varios pueblos, incluyendo el helénico.

Para Vasić, los eslavos del sur, y más en particular los serbios, serían los directos descendientes de los forjadores de esta antigua civilización.

Según las investigaciones de Miloje M. Vasić, Marija Gimbutas, Arthur Evans, Radivoje Pešić y otros, se ubicó la extensión de ésta, la llamada civilización de la Europa Vieja, ”en el norte hasta la actual Budapest, abarcando también la región alrededor del río Tisa y los Alpes de Transilvania occidentales; en el sur, ésta abarcaba las regiones hasta el delta del río Vardar en el mar Egeo, la costa y las islas; en el oeste la civilización de Vinča llegaba hasta Gornja Tuzla, como así lo considera la ciencia actual, aunque es probable la mayor expansión de su cultura material y espiritual. (...) En el este, la civilización de Vinča abarcaba el río Marica y la costa de Pont, tocándose en esta región con la civilización de Tripolje.” (Kljakić, Lj. Oslobadjanje istorije. Prva knjiga. Početak puta, p.24, apud. Marija Gimbutas, The Goddesses and Gods of Old Europe, Boginje I bogovi stare Evrope, Književna kritika 4, Rad, Beograd, YU, 1986)

En el año de 1951, apareció un estudio voluminoso alrededor de la ”problemática” de Vinča, trabajo colectivo de J. Korošec, A. Benac, M. Garašanin y D. Garašanin. Los resultados totales de las investigaciones de Vasić acerca de la civilización de Vinča fueron puestos bajo una severa crítica por parte del presente colectivo. Fue ésta una crítica ”nordista”.

Se dijo en ese momento que ”el profesor Vasić se esmera de esta manera en presentar la iniciativa ante la arqueología nacional y mundial sobre la revisión de las conclusiones y puntos de vista aceptados mundialmente, la destrucción de todo aquello que él llama teorías escolares, la introducción de una nueva metodología y una nueva sistematización en la arqueología. Sin embargo, ¿será justificado el hacer iniciativas tan grandes y tendrá para ello bases suficientes? Para responder a esto, es necesario revisar críticamente la metodología que siguió en su trabajo el profesor Vasić, la misma con la que llegó a estos resultados. Para ello es igualmente necesario, en primer lugar, revisar cómo y en qué medida aplicó la metodología histórica el profesor Vasić.”
(Kljakić, Lj., op. cit., p.39)

En pocas palabras, fueron estos hallazgos los que pusieron en entredicho las teorías ampliamente aceptadas acerca del origen de los eslavos en estas tierras, ubicando a ésta llamada la civilización de Vinča como el antecedente directo de los actuales pueblos sudeslavos.

La pugna entre diferentes posturas respecto al tema se extendió hasta llegar a 1988, año en el que se celebró un simposio con participación de ponentes serbios y norteamericanos, del cuál emanó la recopilación de ponencias bajo el nombre de Migrations in Balkan History (Migrations in Balkan History, Serbian Academy of Sciences and Arts, Institute for Balkan Studies; Department of History University of California, Santa Barbara; Prosveta – Export – Import Agency, Beograd, YU, 1989).

Como uno de los ejemplos claros de la denominada identificación con el agresor se puede tomar la aceptación por parte de la Academia Serbia de la Ciencia y las Artes (SANU) de la mencionada recopilación de ponencias, entre las cuales se encuentra la ponencia denominada Was there a Slavic landtaking of the Balkans and, if so, along what routes did it proceed?, de Henrik Birnbaum (Henrik Birnbaum, ”Was there a Slavic landtaking of the Balkans and, if so, along what routes did it proceed?”, en Migrations in Balkan History, op. cit., p. 47-60).

Para entender la importancia y el contexto que le da Kljakić a la mencionada obra, es necesario analizar la tipología de la relación entre los intelectuales y el sistema que necesita crear teorías y fundamentos para justificar su actuar, creada por Vladimir Dedijer y retomada por el mismo Kljakić: Identificando esta necesidad ”natural” (de convencer de su infalibilidad y majestuosidad) de cada poder estructural como una agresión y analizando las posibilidades que cada intelectual tiene en relación a ésta, Vladimir Dedijer definió la siguiente tipología de tal relación:



  1. Identificación con el agresor, cuestión que los intelectuales son bastante dados a aceptar desde los tiempos de los faraones. Se les paga para producir ideas acerca de la grandeza e infalibilidad del sistema gobernante (sea este eclesiástico, estatal, de algún partido o económico) y sus representantes.
  2. Dualidad del intelectual o su anonimato, que se puede reconocer en la aceptación en público de las condiciones que el poder dicta y la resistencia en privado, esperando mejores condiciones sociales.
  3. Hombres libres que piensan con su propia mente, sin importarles el gobierno y sus condiciones, entre los cuáles podemos reconocer a revolucionarios y herejes dispuestos a sacrificar hasta sus vidas por sus convicciones.
Al respecto, Ljubomir Kljakić opinó que la publicación del trabajo de Birnbaum es un hecho primordial y desde luego valioso. De no haber presentado a la luz pública trabajos diferentes al mencionado, los autores del proyecto Migrations in Balkan History hubieran podido contar con felicitaciones. Lo anterior porque, apenas con la publicación del trabajo de Birnbaum, se obtuvo el material de gran autoridad que posibilita la indudable reconstrucción de los intereses extracientíficos, y por ende políticos que eran y son satisfechos a través del proyecto Migrations in Balkan History. Prosiguiendo, Kljakić menciona que el interés político solicitaba el hallazgo de argumentos ”científicamente” sólidos que, supuestamente encontrados en los cimientos estructurales de la historia, puedan ser de gran utilidad para la justificación del proceso de la fragmentación y la destrucción de los Balcanes yugoslavos. Ese proceso de fragmentación y destrucción, como sabemos, indica el arqueólogo, se desarrollaba y se sigue desarrollando todavía, por medio del aniquilamiento del estado yugoslavo y la organización social en los espacios balcánicos. Tan gran hazaña tiene que ser, es entendible, legitimada por medio de razones convincentes que, es deseable, muestren la supuesta necesidad y la justificación de tal acción cataclísmica, finalizaba. (Kljakić, Lj., op. cit., p. 97-98)

Por supuesto, escribe el autor, el encargo del agresor fue realizado disciplinadamente. Como todas las grandes soluciones, así también ésta, hacia la cual se inclinaron los autores del mencionado trabajo, cuenta con gran simplicidad. Al haber recordado la simplicidad incólume, estos autores simplemente encontraron en los meros cimientos del proceso histórico, interpretado a través de los retuersos de la cronología y la jerarquía universal, es decir en su propia historia ideológica, un verdadero arsenal de ”argumentos” utilizables para realizar la mencionada tarea. El cataclismo social de la fragmentación y la destrucción fue legitimada en el proyecto Migrations in Balkan History como la ”necesidad férrea”, como ”la lógica histórica misma”, como ”el destino inminente”, que no es solamente un hecho imperioso, sino también la solución deseable.

Así fue hallada y presentada, continúa Kljakić, la ”argumentación científica” que sostenía que los eslavos balcánicos no podían existir de ninguna manera antes de los siglos VIII o IX; que, incluso, su posterior existencia hasta el día de hoy está bajo gran y sustentada duda; que esa duda está fundada en la identidad mezclada, confusa y, desde cualquier punto de vista problemática, étnica y culturalmente de esos desdichados; que desde el ”principio” medieval en los Balcanes existen choques entre dos secesionistas grupos étnicos, como lo son los serbios y los croatas, para quienes lo único en común es que no pueden, no desean y no deben vivir juntos; que la identidad común de los eslavos de la cual emana la indudable cercanía de estos serbios y croatas, al igual que de otros pueblos eslavos en los Balcanes, está bajo duda; es decir, que existen cada vez menos razones que justifican el que se busque entre los mencionados grupos étnicos cualquier raíz conjunta.

Lo anterior me parece de sobremanera exagerado, sobre todo tomando en cuenta que los serbios y los croatas comparten prácticamente la misma lengua, tienen en lo general la misma fisonomía, proceden del mismo grupo de tribus que según las teorías oficiales cruzó la ”puerta de los pueblos” perseguido por los Hunos y pobló estos territorios y que, además, viven mezclados desde ya muchos siglos en varias regiones del territorio de la ex Yugoslavia. Como quiera, la discusión prosigue hoy en día y valdría la pena seguir al tanto.

Todos estos juegos de identidad nacional cobraron importancia mayor que nunca, al final de la llamada guerra fría en la década de los setenta. Josep Palau en su libro El espejismo yugoslavo, comenta que el fin de los bloques y, por consiguiente, del no alineamiento, impulsó una lógica de acceso privilegiado al campo de los ganadores en función de la alegación de supuestos títulos históricos. Esas percepciones enlazaron muy bien con un curioso juego de complejos de superioridad o de inferioridad muy presente en el subconsciente colectivo de los pueblos balcánicos, explica Palau. El esloveno se siente inferior al austriaco pero, por ser alpino, superior a todos los balcánicos, incluidos los croatas. Los croatas creen que el límite último de la verdadera civilización occidental (católica) es defendido por ellos frente al salvajismo que empieza con la ortodoxia bizantina: recelan de los eslovenos, se sienten superiores a los serbios. A continuación, los serbios creen ser el último bastión de Europa y de la cristiandad frente al Islam; sufridos e incomprendidos defensores de una Europa que les debe agradecer su sacrificio secular, miran por encima del hombro a sus propios sureños. Los musulmanes bosnios (o de otras regiones en Serbia y en Montenegro) sienten respeto por el centro de Europa y, en general, por el mundo occidental, pero creen representar el legado de un Imperio otomano que constituyó una civilización superior a la bizantina. Los albaneses, víctimas del desprecio de casi todos, fundamentan su propio orgullo en la creencia de ser el pueblo y la lengua más antiguos en le región. Los únicos que no tienen complejo de superioridad a qué agarrarse, mientras sufren el escarnio de todos los demás por igual, son los gitanos, cuya presencia, cifrada en cientos de miles, se reparte por todas las regiones yugoslavas. (Palau, Josep, El Espejismo Yugoslavo, p. 54-55)

Tales eran las discusiones en los círculos intelectuales mundiales y nacionales, en torno al orígen y el destino de uno de mis pueblos. Sin embargo, lo que hasta el momento se tomaba como hecho histórico es lo que se podía leer en diversos libros cuyos autores, parecía, no prestaban demasiada atención a tales fricciones científicas.

«« Hacia De intenciones e introducción a este blog

Etiquetas: , , , , , , , , , ,