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7.12.08

La leyenda del hombre serbio joven y débil (hsjd) de Igor Ivanović, parte III

Estimados lectores circunstanciales de Eslavos del sur, el día de hoy les traigo la tercera de las cuatro partes en las que iré traduciendo el artículo "Legenda o mladom, slabom srpskom čoveku" (La leyenda del hombre serbio joven y débil), autoría de Igor Ivanović, publicado en el portal Nova srpska politička misao en su sección de política cultural. La pertinencia del texto la juzgará cada quien, el cual me parece singularmente importante para entender la actual cotidianidad serbia. Baste decir que el autor de Eslavos del sur no comparte la totalidad de las opiniones expresadas en el presente artículo.

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La leyenda del hombre serbio joven y débil
(Parte III)

Igor Ivanović,
17 de Noviembre de 2008
traducido del serbio por Daniel Durini

Orgulloso de su papel libertario reinventado y ciego de su propio orgullo personal, el Hombre Serbio Joven y Débil no deseaba saber cuánto le debía por su nueva libertad a aquella Serbia pobre y campesina la cual organizaba levantamientos (en contra de los otomanos, N. del T.) en Marićeva Jaruga o en Takovski grm, para asegurarse de que a sus hijos futuros los calentara el sol. No deseaba saber tampoco acerca de aquellos hijos del pueblo trabajador que desaparecían en las Gólgotas desafiando la no-libertad y el poder. En lugar de ello, él hablaba de su espíritu europeo aprisionado en los Balcanes montañosos. Hablaba de su perspectiva europea y la necesidad del regreso por demás urgente a su natural familia europea, al igual que acerca del bienestar que lo esperaba al final de su misión.

Jamás se le ocurrió decir alguna palabra acerca de toda aquella ascendencia suya a la cual le debía "su espíritu europeo" en primer lugar. Acerca de esa misma ascendencia a la que se le ofrecía durante siglos, después de la batalla de Kosovo, tomar la religión del Islam y de esa manera abandonar su condición de plebeyo para llegar a formar parte de esa sociedad compuesta de ciudadanos de alto rango, cuyos hijos se educaban en Estambul y gozaban de los privilegios propios de los hijos del imperio otomano. Al contrario, esa ascendencia suya escogió llevar la cruz heredada de sus antepasados en el año de 1389, cuando se dirigieron al Kosovo plano, a sabiendas de a donde iban y que de allí jamás regresarían. De esta manera, cuidaron durante siglos (a pesar de las ofertas atractivas a cambio de una conversión religiosa, de presiones o amenazas) su fe cristiana, su tradición bizantina y su espíritu europeo. Y no era tan sólo el que no contaran con el apoyo de la mayoría de las potencias euro-cristianas, sino que las tenían en contra suya, aliadas con los turcos. ¡Cuántas veces se recorrió esa sufrida trayectoria política en la historia de los grandes intelectuales serbios: la que iba de la euforia ciega hasta la agria decepción del Occidente! Pero el Hombre Serbio Joven y Débil, desafortunadamente y de manera tan perjudicial, ¡jamás tuvo que aprender estas lecciones de la historia durante sus estudios, como tampoco aprendió muchas otras lecciones cruciales! A él lo educaban para aprender acerca de la difícil infancia del pequeño Jože (apodo de la infancia de Josip Broz - Tito, N. del T.), leer los cuentos de partisanos y ver la serie de televisión Otpisani (los eliminados, que versa acerca de la organización clandestina de los comunistas en la Segunda Guerra Mundial, N. del T.). Es por ello que tampoco en sus años maduros podía comprender cuánto les debía a sus antepasados y al sufrimiento de éstos por su "espíritu europeo". ¿Podría hacer referencias a ese espíritu europeo tan fácilmente hoy en día de llamarse, por ejemplo, Mehmedalia? ¿O será que el Hombre Serbio Joven y Débil no entiende que el espíritu europeo nació y creció a través de la cristiandad?

¿Será por eso que nuestro nene generacional, ese cobarde heróico y ese niño consentido de la no-historia, como no tomó la cristiandad, considera que no tiene sentido ni es necesario el autosacrificio? Externando el impulso pagano hacia el gozo y el entretenimiento, el cual se tornará con el tiempo en la atracción hacia lo material, este nuevo-yugoslavo nostálgico realizará una conversión voluntaria al empezar a adorar el nuevo culto. Así se convertirá la Unión Europea en el nuevo Absoluto o el tótem de su tiempo, el nuevo fetiche del cual no se tienen dudas y el cual se defiende con la misma pasión y el mismo arsenal verbal usado anteriormente en la defensa de la autogestión socialista. Esta creación estatal avanzada y sin duda eficaz se volverá para el Hombre Serbio Joven y Débil, en lugar de un proyecto político real, una especie de reino imaginario del bienestar. Es por ello que la unión programada de dos mitos humanos ancestrales, el mito acerca de una vida mejor y el mito acerca de la tierra prometida, los cuales se encuentran siempre allí al alcance de manos, la que llevará a nuestra generación en lugar de hacia una conquista aventurada de la experiencia en el espacio, hacia un viaje melancólico a través del tiempo. En el remolino de la historia balcánica, los "ochenta de oro" desaparecidos de manera definitiva experimentarán así su reencarnación en el nuevo mito generacional acerca de la Unión Europea. Nadie hablará acerca de la enorme oportunidad para un trabajo duro y el sudor que los esperarán potencialmente allá, sino que todos fantasearán con la promesa de una especie de nuevo país de Broz, en el cual "se trabaja poco, pero se por ello vive muy bien". Tan sólo es cuestión de que nos volvamos miembros de esa familia grande y rica de los pueblos civilizados, ¡para así empezar a vivir "como todo el mundo normal"! El dolor de una juventud sin preocupaciones interrumpida tan abruptamente para la generación del Hombre Serbio Joven y Débil llenará todas sus esperanzas y sueños acerca del futuro. Y él aceptará todo, cualquier tipo de capitulación o cualquier clase de humillación, con tal de poder vivir el resto de su vida de una manera confortable y sin preocupaciones. Bajo la campana de cristal de su propia vergüenza y su propia debilidad, bajo el paraguas de su propio egoísmo y usando el pretexto de estarlo haciendo todo por el bien de sus hijos, todo lo que hace lo hace única y exclusivamente por él mismo. De la misma manera en la que le enseñaron a aceptar el culto de Broz para soportarlo, sobreviviendo, creará y seguirá el culto de la Unión Europea, al cual impregnará de contenido con sus expectativas. Por ello tendrá un imagen del Occidente fundamentalmente infantil; compuesta de una superficialidad insoportable, una falta de educacion crónica y unas expectativas nada realistas acerca de la seguridad material, la cual le será regalada inmediatamente con el simple hecho de ingresar en esta organización. Cada uno de los miembros de esta generación hablará, repitiendo subconscientemente las declaraciones de los políticos irresponsables, acerca de las decenas o centenas de millones de euros que nos esperan por allá. Tan sólo que ya no seamos así como somos. Las cosas son tan simples que es un verdadero milagro que no lo vean todos. El bienestar duradero se encuentra al alcance de mano. Esta ópera de limosneros será tan sólo una continuación lógica y triste de la educación que enseñaba que alguien siempre tiene que generar los bienes por tí para regalártelos después, que no te toca a tí luchar y construír por tí mismo esos bienes, con tu propio sudor. Semejante mentalidad de debilidad de varios decenios y su acompañante necesario, el espíritu derrotero, tornarán a la generación de los que hoy se encuentran en sus treinta o cuarenta en una especie de narcodependientes modernos - adictos compulsivos a las sociedades de consumo y a la vida relajada pequeño burguesa.

Evitando todo tipo de autosacrifico en favor del bien común, esta generación de asfalto en su años de adulto promulgará, para esconder su naturaleza verdadera de rapiña del confort, su misión urbana, pro-europea. Pero no promocionará, a imagen de los misioneros de antes, dedicados y preparados para el sufrimiento, el espíritu europeo original, esa unión superior de la cristiandad, la filosofía y la ética del trabajo; sino que sermoneará, en lugar de ello, acerca de la saga patética y de nuevo rico acerca del rock'n'roll, las fiestas y los viajes de los "ochenta de oro", cuando amaneció el espíritu europeo en este espacio oscuro de los Balcanes. Y cada uno de los miembros de la generación le añadirá con los años cada vez mayor romanticismo a esta biografía colectiva, describiendo ese tiempo como de un brillo de intensidad nada objetiva y engrandeciendo su propio papel en la dimensión cultural de ese tiempo. El Hombre Serbio Joven y Débil hará lo que han hecho todas las generaciones desde la aparición del mundo cuando encaran en sus años de adultez el hecho de la impermanencia de la vida y la juventud desaparecida que no retornará, haciendo sin embargo, una sola excepción: intentará con todas su fuerzas de incrustar, en un proyecto político real europeo, su propio tiempo pasado y ya envejecido. De esta manera se debilitará aún más, destruirá su salud mental y un hombre así, débil, medio discapacitado y medio-hombre, no le servirá ya a nadie: ni a él mismo, ni a sus hijos, ¡y mucho menos a la Unión Europea!

¿Y será que los pueblos hermanos de Europa lo necesitan precisamente así? ¿Para qué lo necesitarían fuerte y desobediente? ¿Para qué necesitarían un verdadero Occidente en Serbia, cuando su sólo simulacro les sirve de manera tan fiel? Pero el Hombre Serbio Joven y Débil no se sentirá avergonzado de su papel de vasallo. Le recriminirá al Occidente el no habérselo dado antes. Será el representante de la primera generación serbia en la historia que voluntariamente niega su esclavitud, la que limita su herencia sangrienta de la libertad por sentir que no puede hacerse responsable de ella, la que buscará su propia salvación antes en manos ajenas que en su propia alma. Será la planta que seca sus propias raíces para vegetar en el sol europeo, una planta sin frutos y sin olor. Una generación asustada de la libertad que soñará con una esclavitud confortable. ¿Por qué la libertad tendría que cantar como los subyugados cantaban acerca de ella? Para la mala fortuna del Hombre Serbio Joven y Débil, esta paradoja acerca de la evolución de la idea de la libertad hasta la frontera del horizonte detrás de la cual sigue su inevitable desplome, no será una verdad cósmica y universal, sino un retraso genético nada afamado en un pueblo.
La generación de los adultos en sus años treinta o cuarenta de hoy, la cual pedirá menos libertad, menos independencia y estados más pequeños, básicamente abandonada por el Occidente sobre cuyo magnetismo creció, no tendrá ese sabor amargo de la traición en la boca, ya que al Occidente real jamás lo pidió, como tampoco lo entendió. ¿Qué miembro de nuestra generación, cuando hoy en día habla de los valores del Occidente, piensa en Chomsky, Pinter, Solzhenitsyn, Handke o Bodriar? ¿Y quién, cuando habla sobre ello, no piensa en los Rolling Stones, Madonna, Tom Cruise, Versace o Federer? La huída de la exploración de las profundidades de la vertical occidental y el intento por nadar sobre la superficie de la horizontal del Occidente achatará la dignidad de la generación del Hombre Serbio Joven y Débil a tal grado que ya no se dará cuenta su propio papel tan triste en la gran paradoja: siguiendo las órdenes y los deseos de la élite político-cultural del Occidente, los ejecutores de la idea occidental aquí con nosotros ¡serán los hasta ayer jurados comunistas! Si existiera un solo rostro para toda una generación, ¡eso sería la cachetada más grande que le podrían pegar! Todo un ejército de hijos de los generales de Broz de las mansiones arrebatadas de Dedinje (la colonia habitacional más exclusiva de Belgrado, N. del T.) se volverán los perpetuadores de la democracia occidental de la misma manera en la que sus antepasados alguna vez imponían la autogestión socialista. Repartidos, siguiendo órdenes, en un espectro amplio de organizaciones no gubernamentales, estos comisarios juveniles del Partido Comunista de Yugoslavia de antaño, tendrán nuevas tareas, las cuales encarararán con la misma determinación, es decir con odio y la exclusividad. Como nuevos comisarios del Occidente, tan sólo continuarán allí donde pararon en su juventud. Antes perseguían, ellos o sus mayores, a los que pensaban diferente a causa de la pertinencia moral-política. Hoy en día, hacen lo mismo en nombre de lo políticamente correcto. Estos sesentayocheros falsos (en ese entonces, cuando había mucho entusiasmo, ellos se encontraban al margen lejano que garantizaba su seguridad, o eran protegidos como hijos de los funcionarios rojos) se volverán los falsos europeos, cuyos errores y cuyas vergüenzas tendrá que sufrir toda la generación del Hombre Serbio Joven y Débil. Pero, la generación se quedará muda, no preparada para levantar la voz de una manera significativa y ofrecerle resistencia a este tipo de terror reinventado y suave. En lugar de ello, cantará acerca de viajes sin visas, buenos shoppings y las fiestas, de nuevos videoclips y de conciertos. Una generación profundamente derrotada y desganada, engordada a base de lodo y de tentaciones hacia los pecados pequeño burgueses, cuando piensa sobre el Occidente, piensa en el reino de las marcas famosas (brands), los últimos gritos de la moda (trends) y los nuevos friends. De esta manera, la no-libertad cambiará, tan sólo dos o tres decenios después, de forma, y sus comisarios se convertirán a la nueva ideología, todo lo demás permanecerá igual.

Los arrestos sufridos por los buscados por el Tribunal de La Haya en todos estos años, al igual que toda la serie de sentencias dictadas por ese tribunal, no lograrán debilitar la fe ya fundamentalista del Hombre Serbio Joven y Débil en el reino del Occidente. El fanatismo que externará en este proceso no se medirá por la dureza férrea de su convencimiento o la disposición al autosacrificio en nombre de la defensa de este convencimiento. Este fanatismo será un producto postmoderno, una especie de campamento de vida que se medirá con el espacio. Que se usará para escapar de los fundamentos y el significado. El espacio cubierto por la banalidad y la superficialidad, la autoexclusión enmarcada de la continuación de su propia historia y el autoexilio demarcado de la aventura de la conquista de la libertad. Mientras que las generaciones de los padres del Hombre Serbio Joven y Débil gastaban la vida como si fueran avestruces, manteniendo la cabeza enterrada en la arena, para puentear el vacío histórico, sus hijos desearán desintegrarse del espacio y el tiempo, en medio del fuego cruzado de la historia, en la mítica tierra prometida. Ellos no guerrearon, ellos no apoyaron el régimen de Milošević, a nadie le desearon o hicieron el mal, ¿por qué entonces no tienen derecho a una vida mejor? ¿Quién les robó sus mejores años y les canceló nuevos viajes, vacaciones exóticas y fiestas locas? Los acontecimientos que seguirán la caída del régimen de Milošević no realizarán los sueños de la generación del Hombre Serbio Joven y Débil, el Occidente tan sólo fortalecerá las presiones impuestas sobre Serbia y la libertad no sabrá cantar como los subyugados cantaban sobre ella. En lugar de la bienvenida que significativamente integraría a Serbia en el espacio europeo, el Occidente continuará el vacío histórico con su política antropológica, personificada en el deseo de poder y Serbia se quedará en la periferia lejana de la expansión de fundamentos de la civilización occidental. En lugar de la buena voluntad y las buenas intenciones, hacia Serbia se ejercerá una política de simulacros. Por un lado, se oirá la fortísima bienvenida retórica, mientras que por el otro, existirán impedimentos, presiones y las malas intenciones.
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