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19.8.08

Osetia del sur: Guerra y desinformación

Movido por la confusión generada y generalizada por los y de los medios de comunicación en el Occidente, he aquí este lúcido comentario (directo y breve) de Juan A. Aguilar (Redactor Jefe de la revista militar española XXI Legio) que el pasado 14 de agosto apareció en el periódico español diarioya.es, bajo el nombre de "Análisis - Osetia del Sur: Guerra y desinformación", mismo que viene a Eslavos del sur por medio de este artículo publicado por el portal semanario serbio.

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Análisis - Osetia del Sur: Guerra y desinformación

Desde que el pasado 7 de agosto, las tropas georgianas armadas y entrenadas por EE.UU., Israel y Ukrania, lanzaron una brutal ofensiva sobre la provincia prorusa de Osetia del Sur, provocando más de un millar de muertos entre la población civil de la capital suroseta, hemos asistido en todo Occidente y muy especialmente en España, a una monumental ceremonia de la confusión siguiendo los más elaborados manuales de la tecnología de la desinformación. El espectáculo dado por la inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles ha sido patético. La sensación lastimosa de unos profesionales de la información que parecían unos indocumentados rellenando sus espacios con tópicos y lugares comunes, sin aportar el más mínimo análisis de la situación y tomando partido en el conflicto basándose en abstracciones pueriles y vacías de contenido material, sólo puede explicarse por la atmósfera acrítica que domina en nuestros medios y a la que se someten complacientes unos profesionales que han perdido toda capacidad de sentir su propio ridículo.

Sin ser exhaustivos, los hechos son los siguientes:

1. El 19 de enero de 1992, la mayoría de los habitantes de Osetia del Sur, que quedaron dentro de la actual Georgia cuando se independizó tras la caída de la URSS, votó a favor de su incorporación a Rusia.

2. Tras abiertas hostilidades, se firma en Dagomis un acuerdo entre Rusia y Georgia, por el cual, a partir del 14 de julio de 1992, en la zona se desplegarían fuerzas de paz, entre ellas, militares rusos con objeto de evitar que vuelvan a iniciarse los combates.

3. Tras la llegada al poder en Georgia del presidente Mijaíl Saakashvili comienza un rearme espectacular con la ayuda de centenares de asesores militares norteamericanos e israelíes y la tensión en la zona no deja de aumentar.

4. Seguro de sí mismo y del apoyo de EE.UU. y las potencias occidentales, el 7 de agosto, Saakashvili se lanza a la aventura de atacar militarmente Osetia del Sur con todo lo que tiene a su alcance, incluido el bombardeo con cohetes múltiples Grad de la capital suroseta, Tskhinvali, provocando centenares de víctimas civiles y un número significativo de soldados rusos destinados en misión de paz.

5. En su plan no cuenta con la respuesta firme y decidida de Rusia de acudir en ayuda de sus soldados y de la población suroseta, que en su inmensa mayoría tiene nacionalidad rusa. A partir de ese momento, el ejército georgiano –el agresor- se hunde y la derrota es total en 48 horas.

6. El presidente francés Sarkozy consigue el 13 de agosto un compromiso ruso de alto el fuego si se cumplen una serie de condiciones que suponen un desastre para el gobierno de Saakashvili, entre ellas, la acusación de genocidio a las autoridades georgianas.

Todos estos hechos son fáciles de comprobar; basta ir a las hemerotecas y repasar las noticias de los días 7 y 8 de agosto para contrastar lo expuesto. Sin embargo, a partir del 9 de agosto hasta la fecha, comienza una auténtica ofensiva “desinformativa” para pintar a Rusia como la agresora y a los “pobres georgianos” como víctimas del potencial irrefrenable del ejército enviado por Moscú.
Campaña que se adorna, bochornosamente, con las típicas herramientas dialécticas como poner en boca de la denominada “comunidad internacional”, lo que no eran más que los lamentos de los gobiernos de EE.UU. y sus aliados incondicionales. Como si Rusia y China, juntas en el Consejo de Seguridad de la ONU y sumando casi dos mil millones de habitantes de este planeta, no fueran parte de esa comunidad internacional.

Tal descaro y desvergüenza tiene la campaña en lo que se refiere a los medios en nuestro país, que el agregado de prensa de la embajada de Rusia en España emitió una nota oficial el pasado 10 de agosto protestando por el comportamiento indecente de los medios de comunicación españoles y de la que entresaco únicamente unas líneas: <<¿cómo era posible pasar por alto la catástrofe humanitaria de la ciudad entera de Tsjinvali, borrada de la faz de tierra por los tanques y lanzacohetes georgianos? ... Confío en que los periodistas honestos rehúsen la practica de «dobles raseros», aun persistente en algunos medios. Les llamo a abstenerse de prestar el amparo mediático a los verdugos de centenares de surosetios, ancianos, mujeres y niños, así como de decenas de pacificadores, perecidos por ser procedentes de Rusia a causa de la aventurera ofensiva georgiana>>.

Ahora bien, ¿qué se oculta tras toda esta campaña antirusa? Más allá de los análisis políticos y geoestratégicos, de los que iremos informando en este medio digital, lo que subyace es que a las potencias anglosajonas se le hace insoportable tener que reconocer que Rusia recupera su fuerza y vuelve a la Gran Política, de la que Yeltsin había conseguido expulsarla.

Deberá irse acostumbrando la decadente, nihilista y hedonista “comunidad internacional” a que la Santa Rusia vuelva a contar en el concierto de las naciones.

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p.d. Para un análisis mucho más exhaustivo y serio, visitar el interesantísimo blog de Francisco Veiga, profesor de historia conetmporánea en la Universidad Autónoma da Barcelona (UAB) (cuyos varios libros, como La trampa balcánica, son usados como bibliografía también en este blog), en casi todas las entradas del mes de agosto de 2008.

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