Séptimo aniversario del inicio del bombardeo (aniquilamiento masivo) de Serbia por parte de la OTAN
Exactamente el 24 de marzo de 1999, y habiendo sido en aquel entonces consejero estudiantil de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en la Ciudad de México, iniciaron al mismo tiempo dos procesos que cambiarían profundamente mi vida y mis percepciones sobre la realidad: el primer paro de labores preventivo de 24 horas (organizado y efectuado por el Movimiento Estudiantil como protesta en contra de la implementación de cuotas monetarias anuales en la (aún) prácticamente gratuita Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM-) y el aniquilamiento masivo en contra de Serbia y su población efectuado por las fuerzas aéreas de la OTAN que duraría 78 días y terminaría finalmente el 10 de junio de ese mismo año.
Lo interesante de aquellos acontecimientos fue que a toda la opinión pública de Occidente le quedaba perfectamente claro que este ataque "humanitario" tenía por objetivo parar el genocidio y la limpieza étnica que la policía y el ejército serbio (bajo el mando de Slobodan Milošević) llevaban a cabo en contra de la población albanesa (más del 85% de la población de Kosovo en aquel entonces) en la provincia meridional serbia. Sobre este "genocidio" se escribió muchísimo y era una verdad que no requería verficación alguna, según muchos, muchísimos periodístas, intelectuales y políticos. Recuerdo que en México realizamos en aquel entonces varias marchas y actividades diversas con objetivo de narrar la otra historia y la otra realidad, en protesta por el bombardeo efectuado por la OTAN. A cada paso me encontraba agresiones y banalizaciones absurdas de lo que ocurría.
Un día, en plena huelga que finalmente estallaba en la UNAM el 20 de abril de ese año y que buscaba parar el avance de políticas neoliberales y salvaguardar los pocos logros sociales existentes en México -y que sin embargo fue utilizada por la oligarquía política mexicana para objetivos oscuros muy ajenos a nuestras ideas y compromisos sociales-, mi amigo Santiago, pintor y activista estudiantil, me dirigió una mirada de desaprobación al enterarse de mi país de procedencia exclamando que era yo un "mata-kosovares". Santiago no tenía muy claro con qué países colindaba Serbia o cuál era la capital de Kosovo, pero respondía de una manera muy natural al adoctrinamiento mediatico y la reducción de hechos a una simple ecuación en la que intervenían dos actores exclusivamente: los "buenos" y los "malos". Huelga decir que gracias a la maravillosa participación de mi amigo Santiago -quién no pasaba la oportunidad de preguntarme si no me daba pena el traer un prendedor en el que habíamos escrito "México por Yugoslavia" y muchos otros incidentes más, protagonizados por muchas otras personas, que nació la idea de empezar a escribir sobre estos temas, hecho que finalmente desembocaría en este proyecto.
El 20 de marzo pasado, el portal MediaLens, con sede en el Reino Unido, dedicado a "corregir la visión distorsionada de los medios corporativos", publicó el artículo -una alerta mediática- "MEDIA ALERT: DISAPPEARING GENOCIDE. The Media And The Death Of Slobodan Milosevic". En él, David Cromwell y David Edwards analizan los reveladores seguimientos periodísticos de la recién ocurrida muerte de Slobodan Milošević, en el contexto de la cada vez más clara, abierta y comprobada campaña de mentiras que facilitó el ataque del unilateralismo Bushiano en decadencia, seguido de las políticas neoliberales de Tony Blair y José María Aznar, a Iraq y Afganistán y que obliga a una detallada revisión de las justificaciones que hicieron posibles todas las demás guerras ocurridas con anterioridad a éstas últimas. La postura de este blog ha sido desde un principio que el gran ensayo de este tipo de manipulación global fue precisamente el conflicto de los Balcanes de los años noventa del siglo pasado, y más específicamente, el ataque de la OTAN a Serbia en 1999.
Para los autores mencionados "los periodistas le vendieron una mentira a la opinión pública en 1999. Ello los hace cómplices del asesinato de 500 civiles serbios (según cifras manejadas por el gobierno serbio, en el bombardeo de 1999 murieron entre 1,200 y 2,500 personas en total, N. del T.) y los 100 mil millones de dólares en valor de lo destruído. Más importante (para los medios de comunicación), las mentiras sobre Kosovo proveyeron de un formato y una justificación de las subsiguientes mentiras que rodearon la "intervención humanitaria" en Iraq".
Según se puede leer en este comentario de la editorial del periódico británico Observer (The Guardian): "Si la muerte de Milošević trae recuerdos de un período vergonzoso, es igualmente un poderoso recordatorio de cómo, en una tardía respuesta al procedimiento político desconsiderado, emergió una nueva doctrina de la intervención humanitaria. Ésta fue seguida en un principio por el presidente Clinton en Bosnia y luego, de nueva cuenta en Kosovo. El razonamiento detrás de estas intervenciones fue entonces invocado para la invasión a Iraq. La sabiduría y la efectividad de esta campaña se discutirán por un largo rato más y los motivos detrás de ésta segurán siendo causa de controversias." (Leader, 'Let a dictator's death remind us of the evil of unchecked nationalism,' The Observer, 12 de marzo de 2006)
Los autores prosiguen comentando que en 1999 los políticos y los periodistas sabían exactamente lo que estaban haciendo los serbios en Kosovo: "El presidente Bill Clinton hablaba de "esfuerzos deliberados y sistemáticos de limpieza étnica y genocidio" (John M. Broder, 'Clinton underestimated Serbs, he acknowledges,' New York Times, June 26, 1999)" se dice en el artículo de MediaLens. Por su parte, el secretario de defensa británico, George Robinson, insistía que la intervención en Kosovo era vital para parar "un régimen dispuesto a cometer genocidio" (Nic North, Kevin Maguire, and Harry Arnold, 'A pilot saved,' Daily Mirror, March 29, 1999)
Un año más tarde, prosiguen los autores, Robertson conjuraba el fantasma del nazismo para justificar las acciones de la OTAN: "Enfrentabamos una situación en la que ocurría esta matanza, esta limpieza ocurría - el tipo de limpieza que, pensábamos, había desaparecido después de la Segunda Guerra Mundial. Estabas viendo a personas llegando allá en trenes, trenes para ganado, con refugiados, una vez más." (ITV, citado, Programa de Jonathan Dimbleby, 11 de junio del 2000)
Más aún, se comenta en el artículo de MediaLens, el Secretario de Defensa de los EUA, William Cohen, clamaba: "Acabamos de ver a alrededor de 100,000 hombres en edad de servicio militar desaparecidos... Pueden haber sido asesinados" (Citado por Philip Hammond y Edward S. Herman, Degraded Capability, Pluto Press, 2000, p.139)
Y la lista seguía. Los autores comentan que en la base de datos de Lexis Nexis, una búsqueda mostró que la palabra "genocidio" fue utilizada por los periódicos Los Angeles Times, New York Times, Washington Post, Newsweek y el Time 220 veces entre 1998 y 1999 para describir las acciones de Serbia en Kosovo. Y sin embargo, una vez terminado el bombardeo, las fuentes de la OTAN reportaron que 2,000 (no cientos de miles) personas habían sido asesinadas en Kosovo, en todos los sectores (y no únicamente en el lado albanés), en el año anterior al bombardeo.
Más aún, en noviembre de 1999, el Wall Street Journal publicó los resultados de su propia investigación. En lugar de "los enormes campos de exterminio que a algunos investigadores se les indujo a esperar... el patrón fue de asesinatos aislados (mayoritariamente) en áreas en las que el Ejército de Liberación de Kosovo había tenido actividad." La revista finalmente concluyó que la OTAN desistió de sus demandas de encontrar los campos de exterminio serbios cuando se dio cuenta de los "cuerpos de prensa que volteaban hacia la historia contraria - la de los civiles asesinados por las bombas de la OTAN: la guerra en Kosovo fue cruel, amarga, salvaje; el genocidio no lo fue." (John Pilger, 'The lies that brought hell,' Morning Star, 13 de diciembre de 2004)
En el 2004, Neil Clark, un especialista en los Balcanes, revisó el juicio a Milošević (Neil Clark, 'The Milosevic trial is a travesty,' The Guardian, 12 de febrero de 2004), haciendo énfasis en que los cargos relacionados con la guerra en Kosovo se esperaba fueran los más fuertes del caso. Sin embargo, "no solamente la fiscalía fracasó de manera significativa en probar la responsabilidad personal de Milošević sobre las atrocidades cometidas en el lugar, sino que incluso la naturaleza y la extensión de estas atrocidades fueron puestos bajo duda", concluía Clark.
En otra parte del artículo, los autores, David Cromwell y David Edwards, comentan que ahora, siete años después de los sucesos, sin reconocer su participación anterior en hacer propaganda para la guerra en contra de Serbia y sin llamar la atención de las implicaciones (Iraq, Afganistán, ¿Irán?, nota mía) del crímen cometido por EUA y el Reino Unido, los medios de comunicación han re-escrito completamente su propia historia sobre Milošević. La base de datos de Media Lens no arrojó un solo ejemplo de cualquier periodísta británico que describiera Kosovo como "genocidio" desde la muerte de Milošević hace dos semanas.
Un ejemplo típico de lo que se ha escrito en la prensa internacional se puede encontrar en este artículo del Sunday Express: "El [Milošević] estaba encarando 66 demandas por genocidio y crímenes en contra de la humanidad por su papel central desempeñado en las guerras en Bosnia, Croacia y Kosovo durante los noventa, en las que murieron 200,000 personas. El peor incidente fue la masacre ocurrida en Srebrenica en 1995, donde fueron asesinados un estimado de 8,000 hombres bosnios." (Tominey, 'Milosevic cheats justice by dying in his jail cell,' Sunday Express, March 12, 2006)
Al parecer, concluyen los autores del Media Lens, la masacre de Srebrenica ocurrida en 1995 es ahora el peor crímen cometido por Milošević. Del "genocidio" cometido en Kosovo en 1999, del supuesto exterminio masivo de cientos de miles, ya no se dice ni una palabra. Y, sin embargo, en 1999 Timothy Garton del periódico británico The Guardian observaba que el ataque de la OTAN sobre Serbia tenía la intención de parar "algo parecido al genocidio". (Garton Ash, 'Imagine no America,' The Guardian, September 19, 2002)
La lista de ejemplos sigue y sigue, a lo largo del artículo. Finalmente, como conclusión, Cromwell y Edwards aducen que "en 1999, moviéndose como una manada intelectual, casi todos los periodistas retrataron las acciones serbias en Kosovo como "genocidio" y apoyaron la acción militar. El gobierno de Blair requería una imagen blanco y negro del mundo para generar un apoyo público para la matanza. Una guerra civil no era suficiente, "asesinatos esporádicos" no bastaban. El Estado necesitaba atrocidades, el terror al estilo de los nazis - requería el "genocidio". Y los medios lo consiguieron. Qué irónico resulta que los políticos y los periodistas hayan utilizado comparaciones con la "solución final" de los nazis para vender esta guerra. En agosto de 1939, una semana antes de su invasión a Polonia, Adolf Hitler escribió en una de sus cartas dirigidas a los gobiernos francés y británico:
"La ola del terrorismo arroyador en contra de los habitantes (minoritarios) de Polonia (los alemanes), y las atrocidades que han estado ocurriendo, son terribles para las víctimas, pero intolerables para una Gran Potencia de la cuál se espera que permanezca como un observador pasivo. No continuaremos tolerando la persecución de la minoría, la matanza de muchos y su reubicación forzada bajo las más crueles condiciones."
(Hitler, 23 de agosto de 1939, de las cartas enviadas a los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, The Canadian Centre for Policy Alternatives Monitor, april de 2003; http://www.swt.org/share/ancientciv.htm)
En el 2006, una vez más moviéndose en manada, los periodistas esta vez rechazaron de manera silenciosa sus propias demandas fraudulentas de "genocidio" de 1999. Más aún, rechazaron la necesidad de revisar la razón por la que sus conclusiones fueron erróneas, e igualmente analizar qué dice todo ello sobre Clinton, Blair y Bush y, sobre todo, qué dice todo ello sobre la última "intervención humanitaria" en Iraq.
Lo interesante de aquellos acontecimientos fue que a toda la opinión pública de Occidente le quedaba perfectamente claro que este ataque "humanitario" tenía por objetivo parar el genocidio y la limpieza étnica que la policía y el ejército serbio (bajo el mando de Slobodan Milošević) llevaban a cabo en contra de la población albanesa (más del 85% de la población de Kosovo en aquel entonces) en la provincia meridional serbia. Sobre este "genocidio" se escribió muchísimo y era una verdad que no requería verficación alguna, según muchos, muchísimos periodístas, intelectuales y políticos. Recuerdo que en México realizamos en aquel entonces varias marchas y actividades diversas con objetivo de narrar la otra historia y la otra realidad, en protesta por el bombardeo efectuado por la OTAN. A cada paso me encontraba agresiones y banalizaciones absurdas de lo que ocurría.
Un día, en plena huelga que finalmente estallaba en la UNAM el 20 de abril de ese año y que buscaba parar el avance de políticas neoliberales y salvaguardar los pocos logros sociales existentes en México -y que sin embargo fue utilizada por la oligarquía política mexicana para objetivos oscuros muy ajenos a nuestras ideas y compromisos sociales-, mi amigo Santiago, pintor y activista estudiantil, me dirigió una mirada de desaprobación al enterarse de mi país de procedencia exclamando que era yo un "mata-kosovares". Santiago no tenía muy claro con qué países colindaba Serbia o cuál era la capital de Kosovo, pero respondía de una manera muy natural al adoctrinamiento mediatico y la reducción de hechos a una simple ecuación en la que intervenían dos actores exclusivamente: los "buenos" y los "malos". Huelga decir que gracias a la maravillosa participación de mi amigo Santiago -quién no pasaba la oportunidad de preguntarme si no me daba pena el traer un prendedor en el que habíamos escrito "México por Yugoslavia" y muchos otros incidentes más, protagonizados por muchas otras personas, que nació la idea de empezar a escribir sobre estos temas, hecho que finalmente desembocaría en este proyecto.
El 20 de marzo pasado, el portal MediaLens, con sede en el Reino Unido, dedicado a "corregir la visión distorsionada de los medios corporativos", publicó el artículo -una alerta mediática- "MEDIA ALERT: DISAPPEARING GENOCIDE. The Media And The Death Of Slobodan Milosevic". En él, David Cromwell y David Edwards analizan los reveladores seguimientos periodísticos de la recién ocurrida muerte de Slobodan Milošević, en el contexto de la cada vez más clara, abierta y comprobada campaña de mentiras que facilitó el ataque del unilateralismo Bushiano en decadencia, seguido de las políticas neoliberales de Tony Blair y José María Aznar, a Iraq y Afganistán y que obliga a una detallada revisión de las justificaciones que hicieron posibles todas las demás guerras ocurridas con anterioridad a éstas últimas. La postura de este blog ha sido desde un principio que el gran ensayo de este tipo de manipulación global fue precisamente el conflicto de los Balcanes de los años noventa del siglo pasado, y más específicamente, el ataque de la OTAN a Serbia en 1999.
Para los autores mencionados "los periodistas le vendieron una mentira a la opinión pública en 1999. Ello los hace cómplices del asesinato de 500 civiles serbios (según cifras manejadas por el gobierno serbio, en el bombardeo de 1999 murieron entre 1,200 y 2,500 personas en total, N. del T.) y los 100 mil millones de dólares en valor de lo destruído. Más importante (para los medios de comunicación), las mentiras sobre Kosovo proveyeron de un formato y una justificación de las subsiguientes mentiras que rodearon la "intervención humanitaria" en Iraq".
Según se puede leer en este comentario de la editorial del periódico británico Observer (The Guardian): "Si la muerte de Milošević trae recuerdos de un período vergonzoso, es igualmente un poderoso recordatorio de cómo, en una tardía respuesta al procedimiento político desconsiderado, emergió una nueva doctrina de la intervención humanitaria. Ésta fue seguida en un principio por el presidente Clinton en Bosnia y luego, de nueva cuenta en Kosovo. El razonamiento detrás de estas intervenciones fue entonces invocado para la invasión a Iraq. La sabiduría y la efectividad de esta campaña se discutirán por un largo rato más y los motivos detrás de ésta segurán siendo causa de controversias." (Leader, 'Let a dictator's death remind us of the evil of unchecked nationalism,' The Observer, 12 de marzo de 2006)
Los autores prosiguen comentando que en 1999 los políticos y los periodistas sabían exactamente lo que estaban haciendo los serbios en Kosovo: "El presidente Bill Clinton hablaba de "esfuerzos deliberados y sistemáticos de limpieza étnica y genocidio" (John M. Broder, 'Clinton underestimated Serbs, he acknowledges,' New York Times, June 26, 1999)" se dice en el artículo de MediaLens. Por su parte, el secretario de defensa británico, George Robinson, insistía que la intervención en Kosovo era vital para parar "un régimen dispuesto a cometer genocidio" (Nic North, Kevin Maguire, and Harry Arnold, 'A pilot saved,' Daily Mirror, March 29, 1999)
Un año más tarde, prosiguen los autores, Robertson conjuraba el fantasma del nazismo para justificar las acciones de la OTAN: "Enfrentabamos una situación en la que ocurría esta matanza, esta limpieza ocurría - el tipo de limpieza que, pensábamos, había desaparecido después de la Segunda Guerra Mundial. Estabas viendo a personas llegando allá en trenes, trenes para ganado, con refugiados, una vez más." (ITV, citado, Programa de Jonathan Dimbleby, 11 de junio del 2000)
Más aún, se comenta en el artículo de MediaLens, el Secretario de Defensa de los EUA, William Cohen, clamaba: "Acabamos de ver a alrededor de 100,000 hombres en edad de servicio militar desaparecidos... Pueden haber sido asesinados" (Citado por Philip Hammond y Edward S. Herman, Degraded Capability, Pluto Press, 2000, p.139)
Y la lista seguía. Los autores comentan que en la base de datos de Lexis Nexis, una búsqueda mostró que la palabra "genocidio" fue utilizada por los periódicos Los Angeles Times, New York Times, Washington Post, Newsweek y el Time 220 veces entre 1998 y 1999 para describir las acciones de Serbia en Kosovo. Y sin embargo, una vez terminado el bombardeo, las fuentes de la OTAN reportaron que 2,000 (no cientos de miles) personas habían sido asesinadas en Kosovo, en todos los sectores (y no únicamente en el lado albanés), en el año anterior al bombardeo.
Más aún, en noviembre de 1999, el Wall Street Journal publicó los resultados de su propia investigación. En lugar de "los enormes campos de exterminio que a algunos investigadores se les indujo a esperar... el patrón fue de asesinatos aislados (mayoritariamente) en áreas en las que el Ejército de Liberación de Kosovo había tenido actividad." La revista finalmente concluyó que la OTAN desistió de sus demandas de encontrar los campos de exterminio serbios cuando se dio cuenta de los "cuerpos de prensa que volteaban hacia la historia contraria - la de los civiles asesinados por las bombas de la OTAN: la guerra en Kosovo fue cruel, amarga, salvaje; el genocidio no lo fue." (John Pilger, 'The lies that brought hell,' Morning Star, 13 de diciembre de 2004)
En el 2004, Neil Clark, un especialista en los Balcanes, revisó el juicio a Milošević (Neil Clark, 'The Milosevic trial is a travesty,' The Guardian, 12 de febrero de 2004), haciendo énfasis en que los cargos relacionados con la guerra en Kosovo se esperaba fueran los más fuertes del caso. Sin embargo, "no solamente la fiscalía fracasó de manera significativa en probar la responsabilidad personal de Milošević sobre las atrocidades cometidas en el lugar, sino que incluso la naturaleza y la extensión de estas atrocidades fueron puestos bajo duda", concluía Clark.
En otra parte del artículo, los autores, David Cromwell y David Edwards, comentan que ahora, siete años después de los sucesos, sin reconocer su participación anterior en hacer propaganda para la guerra en contra de Serbia y sin llamar la atención de las implicaciones (Iraq, Afganistán, ¿Irán?, nota mía) del crímen cometido por EUA y el Reino Unido, los medios de comunicación han re-escrito completamente su propia historia sobre Milošević. La base de datos de Media Lens no arrojó un solo ejemplo de cualquier periodísta británico que describiera Kosovo como "genocidio" desde la muerte de Milošević hace dos semanas.
Un ejemplo típico de lo que se ha escrito en la prensa internacional se puede encontrar en este artículo del Sunday Express: "El [Milošević] estaba encarando 66 demandas por genocidio y crímenes en contra de la humanidad por su papel central desempeñado en las guerras en Bosnia, Croacia y Kosovo durante los noventa, en las que murieron 200,000 personas. El peor incidente fue la masacre ocurrida en Srebrenica en 1995, donde fueron asesinados un estimado de 8,000 hombres bosnios." (Tominey, 'Milosevic cheats justice by dying in his jail cell,' Sunday Express, March 12, 2006)
Al parecer, concluyen los autores del Media Lens, la masacre de Srebrenica ocurrida en 1995 es ahora el peor crímen cometido por Milošević. Del "genocidio" cometido en Kosovo en 1999, del supuesto exterminio masivo de cientos de miles, ya no se dice ni una palabra. Y, sin embargo, en 1999 Timothy Garton del periódico británico The Guardian observaba que el ataque de la OTAN sobre Serbia tenía la intención de parar "algo parecido al genocidio". (Garton Ash, 'Imagine no America,' The Guardian, September 19, 2002)
La lista de ejemplos sigue y sigue, a lo largo del artículo. Finalmente, como conclusión, Cromwell y Edwards aducen que "en 1999, moviéndose como una manada intelectual, casi todos los periodistas retrataron las acciones serbias en Kosovo como "genocidio" y apoyaron la acción militar. El gobierno de Blair requería una imagen blanco y negro del mundo para generar un apoyo público para la matanza. Una guerra civil no era suficiente, "asesinatos esporádicos" no bastaban. El Estado necesitaba atrocidades, el terror al estilo de los nazis - requería el "genocidio". Y los medios lo consiguieron. Qué irónico resulta que los políticos y los periodistas hayan utilizado comparaciones con la "solución final" de los nazis para vender esta guerra. En agosto de 1939, una semana antes de su invasión a Polonia, Adolf Hitler escribió en una de sus cartas dirigidas a los gobiernos francés y británico:
"La ola del terrorismo arroyador en contra de los habitantes (minoritarios) de Polonia (los alemanes), y las atrocidades que han estado ocurriendo, son terribles para las víctimas, pero intolerables para una Gran Potencia de la cuál se espera que permanezca como un observador pasivo. No continuaremos tolerando la persecución de la minoría, la matanza de muchos y su reubicación forzada bajo las más crueles condiciones."
(Hitler, 23 de agosto de 1939, de las cartas enviadas a los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, The Canadian Centre for Policy Alternatives Monitor, april de 2003; http://www.swt.org/share/ancientciv.htm)
En el 2006, una vez más moviéndose en manada, los periodistas esta vez rechazaron de manera silenciosa sus propias demandas fraudulentas de "genocidio" de 1999. Más aún, rechazaron la necesidad de revisar la razón por la que sus conclusiones fueron erróneas, e igualmente analizar qué dice todo ello sobre Clinton, Blair y Bush y, sobre todo, qué dice todo ello sobre la última "intervención humanitaria" en Iraq.
3 Comments:
Ánimo, Daniel, no te rindas. Yo mismo me tragué en su tiempo todas las mentiras que vertieron sobre Yugoslavia... Por desgracia, la gente es muy manipulable cuando no tiene información suficiente. Lo peor de todo es lo que comentas: la "verdad absoluta, que no requiere verificación alguna", y el maniqueísmo de "buenos" contra "malos".
Por supuesto, no hay verdades absolutas. Pero lo que ninguna persona con un mínimo nivel intelectual debería tragar son conceptos como "guerra humanitaria". Es decir, para salvar a unos inocentes matamos a otros. Ello por sí solo demuestra que lo que realmente interesa a los agresores "humanitarios" no son los inocentes, sino otra cosa.
Sin embargo, en estos temas (Yugoslavia, Bosnia, Kosovo) la homogénea adhesión a la "versión oficial" por parte de los medios y de tantos intelectuales supuestamente comprometidos con causas humanitarias resulta descorazonadora. Nadie disiente, nadie se para a reflexionar, nadie se preocupa por grabar imágenes dramáticas de los refugiados serbios y gitanos expulsados de Kosovo tras la victoria de la OTAN.
Es que, según parece, los serbios ya no son considerados seres humanos...
Los serbios han sido deshumanizados y su país está siendo trinchado, y aún deben dar las gracias a la "Comunidad Inernacional". Pero a esa "comunidad" solo le interesa convertir los restos de Yugoslavia en un amasijo de pequeños protectorados. Vergonzoso y repugnante fue lo que ocurrió en Macedonia, donde la OTAN obligó al gobierno legítimo a capitular ante unos terroristas (UCK) armados por ella misma. Vergonzoso fue ver a Javier Solana convertido en adalid atlántico, obligando a un país soberano a reducir su propio ejército.
Y qué decir de Kosovo en la actualidad... Cuando numerosas organizaciones humanitarias denuncian sin éxito los turbios negocios que allí se desarrollan bajo las narices de la OTAN: trata de blancas y explotación sexual.
Al menos a los serbios les queda el orgullo de haber opuesto resistencia a tales planes y a una agresión sucia y cobarde.
Živela Srbija!
Estimadísimo Víctor,
¿Qué te puedo decir?, todo este proyecto está basado en la premisa de que la comprensión de lo ocurrido en los Balcanes no es cuestión terminada. Es necesario problematizar, buscar los pequeños quiebres en la historia oficial, y a través de ellos asomar a las otras realidades. Nada es blanco ni negro, la riqueza radica en la infinidad de grises. No intento con estas historias imponer ningún punto de vista particular sobre lo ocurrido. En realidad intento aportar los diferentes discursos y enfoques para que cada uno de nosotros tenga las herramientas básicas para formar su propia opinión sobre el tema. Cuál será esa opinión, dependerá de cada uno. Lo único que ya no nos podemos dar el lujo de arrastrar son la ingenuidad y la ignorancia: combatirlas es una responsabilidad compartida.
Un abrazo,
Daniel.
hola: seras hijo de puta, despues de toda esa mierda de lienpieza etnica para construir la gran puta madre servia, deberian violar por el ano a todos esos servicos belicosos y al hijo de puta de radon karaksik que esta escondio, en esa mierda tambien.
Publicar un comentario
<< Home