¿Se irá de veras Montenegro?
El día de hoy, el periódico serbio Politika publica una muy interesante entrevista con la Dra. Judy Batt, profesora de política de la Europa central y del Sud-Este, miembro del Departamento de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales de la Universidad de Birmingham y experta en cuestiones relacionadas con los Balcanes en el Instituto para Estudios de Seguridad de la Unión Europea en Paris.
Abajo, la entrevista llevada a cabo por Aleksandra Mijalkovic para este periódico y traducida por mí.
***
Serbia sin plan "B"
Judy Batt: Algunas personas en Belgrado sostienen de manera equivocada que la UE aún apoya la permanencia de la unión estatal de Serbia y Montenegro y que ello resulta ser de primordial importancia para la integración de este país a la Unión Europea. Ambas posturas resultan erróneas. En ellas se basa incluso la creencia equivocada que la UE intervendrá en las preparaciones para el referéndum montenegrino, mientras que a la opinión pública en Serbia se le mantiene desprevenida para el caso de la posible separación de Montenegro, de igual manera como no está preparada para la independencia de Kosovo.
Politika: Sin embargo, de Bruselas durante mucho tiempo seguían llegando convencimientos en el sentido de que Serbia y Montenegro debían permanecer juntos. ¿De dónde provino este cambio?
Judy Batt: Hasta hace poco la UE en efecto favorecía la permanencia de la unión estatal, sin embargo, reconociendo siempre el derecho de Montenegro para convocar al referéndum, según lo escrito en el Acuerdo de Belgrado, en cualquier fecha posterior a febrero del 2006. Ahora que el gobierno montenegrino decidió llevar a cabo este referéndum, la UE tomó una postura estrictamente neutral sobre sus resultados. A Bruselas le importa únicamente que el proceso sea justo, de acuerdo con los estándares internacionales y con la participación de todos los ciudadanos (el boicót de la oposición montenegrina es visto, en este sentido, como altamente indeseable).
Politika: ¿Cómo se aseguraría todo eso? Las opiniones están divididas.
Judy Batt: Existen posturas diferentes sobre qué porcentaje de los votantes se necesitaría para legitimar la independencia de Montenegro. La Comisión Veneciana concluyó que la ley actual sobre los referéndums de Montenegro, que supone una mayoría simple, no se opone a los estándares internacionales, pero que igualmente la decisión sobre estos temas normalmente es tomada por más del 50% de los votantes registrados. Por ello mismo, le fue recomendado a las fuerzas políticas montenegrinas llegar a un acuerdo acerca de las reformas al reglamento del referéndum, de manera que su resultado tuviera una mayor legitimidad. Incluso, la UE estaría más contenta que el resultado arrojado reflejara la postura de una mayoría más convincente de los votantes, lo cuál aumentaría igualmente la legitimidad de éste. Sin embargo, la UE no impondrá ningún tipo de sugerencias propias. Bruselas solamente busca ayudar a una más pronta llegada a acuerdos en Montenegro. Por ello mismo, mandó a su representante, el Embajador Miroslav Lajcak, ex-embajador de Eslovaquia en Serbia-Montenegro, como intermediario. Su trabajo, sin embargo, no es, en definitiva, el de convencer al gobierno montenegrino para cambiar la Ley (exigiéndo que los resultados del referendo sean "legitimados" por más de la mitad de los votantes registrados), como así lo piensan ciertas personas en Belgrado.
Politika: ¿Qué pasa si el Embajador Lajcak no lo logra?, ¿si el gobierno y la oposición no logran llegar a un acuerdo?
Judy Batt: La UE no podrá impedir que el referéndum se lleve a cabo según la Ley actual. Sin embargo, ya les advirtió a ambas partes que se abstengan de cualquier "acción unilateral". En este momento es difícil pronosticar qué podría suceder si las negociaciones fracasan; pero, es claro que ello provocaría una confusión preocupante, que no estaría en el interés de nadie, ni en Montenegro, ni en Serbia, ni en la UE.
Creo que la oposición en Montenegro no tiene razón alguna para boicotear las platicas o el referéndum y, además, en el caso de que se logre un acuerdo, mucho ganaría a los ojos de la UE, la cuál la legitimaría como un socio democrático serio.
Politika: ¿Cómo califica el comportamiento de Belgrado en esta situación?
Judy Batt: Su postura oficial es que no intervendrá directamente, pero en la práctica de ninguna manera ha tomado una postura neutral, sino que se ha mezclado de manera parcial en la discusión sobre la Ley del referéndum, subrayando que aceptará el resultado de la toma de decisión acerca de la independencia, únicamente si es apoyada al menos por la mitad del número total de votantes. Para ayudarle a los montenegrinos indecisos, los miembros influyentes del gobierno serbio han pintado claramente las consecuencias de la separación de Montenegro: sus ciudadanos se volverían extranjeros en Serbia (al menos de que aceptaran la ciudadanía serbia) y perderían muchos de los derechos de los que gozan en la actualidad, como por ejemplo, el derecho a un trato imparcial al solicitar un trabajo, en la educación, el seguro médico...
Pienso que es ésta una mala estrategia, que únicamente aumenta la tensión en Montenegro, le resta ayuda a la búsqueda de acuerdos y disminuye las posibilidades de una transición rápida y sin fricciones hacia su independencia (la cuál, según parece, proseguirá) y, por el otro lado, de ninguna manera mejora las posibilidades de la supervivencia de la unión estatal de Serbia y Montenegro.
La cuestión no es hacer que Belgrado se mantenga completamente afuera de la discusión sobre esta cuestión que es de vital importancia incluso para el futuro de Serbia, sino sobre la manera en la que toma parte en ella.
Se repite, al parecer, el modelo aplicado igualmente a la cuestión de Kosovo: Serbia no cuenta con un "plan B" para el caso que las cosas no se desarrollen en la dirección por ella deseada. Y ello es una equvocación peligrosa.
Abajo, la entrevista llevada a cabo por Aleksandra Mijalkovic para este periódico y traducida por mí.
***
Serbia sin plan "B"
Judy Batt: Algunas personas en Belgrado sostienen de manera equivocada que la UE aún apoya la permanencia de la unión estatal de Serbia y Montenegro y que ello resulta ser de primordial importancia para la integración de este país a la Unión Europea. Ambas posturas resultan erróneas. En ellas se basa incluso la creencia equivocada que la UE intervendrá en las preparaciones para el referéndum montenegrino, mientras que a la opinión pública en Serbia se le mantiene desprevenida para el caso de la posible separación de Montenegro, de igual manera como no está preparada para la independencia de Kosovo.
Politika: Sin embargo, de Bruselas durante mucho tiempo seguían llegando convencimientos en el sentido de que Serbia y Montenegro debían permanecer juntos. ¿De dónde provino este cambio?
Judy Batt: Hasta hace poco la UE en efecto favorecía la permanencia de la unión estatal, sin embargo, reconociendo siempre el derecho de Montenegro para convocar al referéndum, según lo escrito en el Acuerdo de Belgrado, en cualquier fecha posterior a febrero del 2006. Ahora que el gobierno montenegrino decidió llevar a cabo este referéndum, la UE tomó una postura estrictamente neutral sobre sus resultados. A Bruselas le importa únicamente que el proceso sea justo, de acuerdo con los estándares internacionales y con la participación de todos los ciudadanos (el boicót de la oposición montenegrina es visto, en este sentido, como altamente indeseable).
Politika: ¿Cómo se aseguraría todo eso? Las opiniones están divididas.
Judy Batt: Existen posturas diferentes sobre qué porcentaje de los votantes se necesitaría para legitimar la independencia de Montenegro. La Comisión Veneciana concluyó que la ley actual sobre los referéndums de Montenegro, que supone una mayoría simple, no se opone a los estándares internacionales, pero que igualmente la decisión sobre estos temas normalmente es tomada por más del 50% de los votantes registrados. Por ello mismo, le fue recomendado a las fuerzas políticas montenegrinas llegar a un acuerdo acerca de las reformas al reglamento del referéndum, de manera que su resultado tuviera una mayor legitimidad. Incluso, la UE estaría más contenta que el resultado arrojado reflejara la postura de una mayoría más convincente de los votantes, lo cuál aumentaría igualmente la legitimidad de éste. Sin embargo, la UE no impondrá ningún tipo de sugerencias propias. Bruselas solamente busca ayudar a una más pronta llegada a acuerdos en Montenegro. Por ello mismo, mandó a su representante, el Embajador Miroslav Lajcak, ex-embajador de Eslovaquia en Serbia-Montenegro, como intermediario. Su trabajo, sin embargo, no es, en definitiva, el de convencer al gobierno montenegrino para cambiar la Ley (exigiéndo que los resultados del referendo sean "legitimados" por más de la mitad de los votantes registrados), como así lo piensan ciertas personas en Belgrado.
Politika: ¿Qué pasa si el Embajador Lajcak no lo logra?, ¿si el gobierno y la oposición no logran llegar a un acuerdo?
Judy Batt: La UE no podrá impedir que el referéndum se lleve a cabo según la Ley actual. Sin embargo, ya les advirtió a ambas partes que se abstengan de cualquier "acción unilateral". En este momento es difícil pronosticar qué podría suceder si las negociaciones fracasan; pero, es claro que ello provocaría una confusión preocupante, que no estaría en el interés de nadie, ni en Montenegro, ni en Serbia, ni en la UE.
Creo que la oposición en Montenegro no tiene razón alguna para boicotear las platicas o el referéndum y, además, en el caso de que se logre un acuerdo, mucho ganaría a los ojos de la UE, la cuál la legitimaría como un socio democrático serio.
Politika: ¿Cómo califica el comportamiento de Belgrado en esta situación?
Judy Batt: Su postura oficial es que no intervendrá directamente, pero en la práctica de ninguna manera ha tomado una postura neutral, sino que se ha mezclado de manera parcial en la discusión sobre la Ley del referéndum, subrayando que aceptará el resultado de la toma de decisión acerca de la independencia, únicamente si es apoyada al menos por la mitad del número total de votantes. Para ayudarle a los montenegrinos indecisos, los miembros influyentes del gobierno serbio han pintado claramente las consecuencias de la separación de Montenegro: sus ciudadanos se volverían extranjeros en Serbia (al menos de que aceptaran la ciudadanía serbia) y perderían muchos de los derechos de los que gozan en la actualidad, como por ejemplo, el derecho a un trato imparcial al solicitar un trabajo, en la educación, el seguro médico...
Pienso que es ésta una mala estrategia, que únicamente aumenta la tensión en Montenegro, le resta ayuda a la búsqueda de acuerdos y disminuye las posibilidades de una transición rápida y sin fricciones hacia su independencia (la cuál, según parece, proseguirá) y, por el otro lado, de ninguna manera mejora las posibilidades de la supervivencia de la unión estatal de Serbia y Montenegro.
La cuestión no es hacer que Belgrado se mantenga completamente afuera de la discusión sobre esta cuestión que es de vital importancia incluso para el futuro de Serbia, sino sobre la manera en la que toma parte en ella.
Se repite, al parecer, el modelo aplicado igualmente a la cuestión de Kosovo: Serbia no cuenta con un "plan B" para el caso que las cosas no se desarrollen en la dirección por ella deseada. Y ello es una equvocación peligrosa.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home