El caso Ratko Mladić
La primera pregunta que me viene a la mente al ir hojeando los encabezados del día de ayer en la prensa internacional es ¿quién es este hombre?, ¿de quién es este rostro con el que se describe al diablo mismo?, ¿quién es este personaje tan buscado, tan mencionado, descrito, maldecido, temido, idolatrado, odiado, vuelto estrella del circo político del "Occidente civilizado"?
Y es difícil responder a esta pregunta... casi imposible. Sobre él se ha escrito tanto que la pérdida de hilos de su vida o sus intenciones, o incluso de los hechos reales, resulta inminente. Ser objetivo definitivamente no es posible en este caso. Los datos, entrevistas, comentarios y análisis que voy encontrando en mi búsqueda son todos o casi todos, absolutamente pretenciosos en demostrar la tesis del "héroe", del "líder", del "genio militar o loco de atar", del "monstruo", del "Diablo mismo", del "hombre que mató Sarajevo", del "violador y asesino".
Personalmente, tengo un problema con los ejércitos -y la policía para tal caso- y sus miembros cuando están "de servicio" (es otra cosa cuando vuelven a ser personas comunes, una vez dejado el uniforme). La violencia, los asesinatos, la ley del más fuerte, el crímen, el poder de la estructura y todos los demás lugares comunes que acompañan esta vida, se vuelven demasiado cotidianos y cercanos como para resistirse a la tentación. Sirven para asegurar el poder de dominación de la clase política que en los mejores casos resulta ser legítima representante de una mayoría (simple o cualificada) de votantes ciudadanos -en cuyo caso resulta trascendente preguntar qué hacer con las diversas minorías excluídas por este método partidocrático (el poder de los partidos políticos), sobre todo en los sistemas bipartidistas, o peor aún, qué hacer en medio de problemas étnico-religiosos cotidianos en gran parte de Africa, los Blacanes mismos y cada vez más en el Oriente medio-. Estas agrupaciones son necesarias para proteger el sistema en el que para posibilitar un nivel de vida comfortable de una cuarta parte de la humanidad, el 75% restante debe ser explotado -o reprimido, en caso de sublevación a su realidad natural-.
En una guerra sin cuartel, sin ley, con un sinnúmero de corporaciones paramilitares que no obedecen ordenes de ningún mando claramente definido, donde los "soldados" son los ciudadanos que creen estar construyendo su patria, defendiendo sus familias y sus propiedades milenarias o vengando lo perdido, la situación se vuelve peor, mucho peor. Todo se bestializa. Pero la verdadera desgracia resulta ligada a los que son capaces de negociar con tanto dolor, tanta animalidad... los calculadores, manipuladores, insensibles arquitectos de destinos de millones a favor de empresas armamentistas, petroleras, el contrabando de las mafias locales; los sastres de nuevos mapas geopolíticos que venden y compran territorios como si estos vinieran desprovistos de historias, amores, sangre, locura, muerte. Mi desprecio es entonces fundamental, ligado a la conducta violenta como tal, a la ausencia de escrupulos, respeto, a la comodidad aislante de una realidad acolchonada desde la cuál se emiten órdenes en la oficina oval, el Bundestag, el Kremlin, Peking, Paris, Belgrado, Sarajevo, Zagreb, Ljubljana, oficinas de Texxaco, Shell, Gasprom... Y resulta de vital importancia mantener las buenas conciencias a salvo de la realidad. Hoy en día es necesario hablar de los "buenos" y los "malos", de "rostros", de Osamas Bin Laden, de Miloševićs, de Antes Gotovinas, de Radovan Karadžićs, de Saddam Husseins (todos culpables, aunque sin duda no los únicos y desgraciadamente, no los más peligrosos)... para proteger la estructura, mantener la simplicidad, sentirnos a gusto. La conciencia tranquila.
***
Aquí, me limitaré exclusivamente a presentar tan sólo unos datos básicos de la vida del ex-General Ratko Mladić. El juicio de valor que lo haga cada quién...
Nació en 1943 en el pueblo de Božinovići, cerca del poblado de Kalinovik, en el seno de una familia de orígen serbio. En 1945, un agrupamiento del ejército del Estado Independiente de Croacia (de corte fascista), los ustaša, asesinó a su padre, quién formaba parte de los partizani comunistas.
La carrera de oficial del Ejército Popular de Yugoslavia (JNA, por sus siglas en serbio/croata), la inició el 4 de noviembre de 1965, cuando se volvió el comandante del agrupamiento motorizado de una de las unidades del ejército, en Skopje (Macedonia). Posteriormente, desde el de subcoronel, pasó por todos los puestos de mando, volviéndose Comandante Brigadier a finales de los ochenta. Entre 1989 y 1990, fue nombrado jefe del Departamento de Capacitación de la región tercera militar de aquel entonces, en Skopie, nuevamente. Entre el 14 de enero de 1991 y el 26 de junio del mismo año fue nombrado ayudante del Comandante del Korpus militar con sede en Priština (Kosovo).
El 26 de junio de 1991 le fue comunicada la decisión de la Comandancia General del JNA de asignarlo a la ciudad de Knin (la ciudad más importante de la región de Krajina, por un tiempo llamada serbia y hoy en día croata, en Croacia). El 29 de junio se reportaba con la comandancia del Ejército Popular Yugoslavo en Knin.
El JNA estaba en estas épocas en un profunda crisis. Eslovenia había ya declarado su independencia y soldados del JNA eran inmediatamente reconocidos como tropas invasoras. La guerra entre el recién formado ejército esloveno y los miembros confundidos (y ya cada vez más predominantemente serbios, debido a la deserción de cadros eslovenos, macedonios y croatas de este organismo) del JNA duró 8 días.
Desde los tiempos del socialismo, en Macedonia, de Mladić se decía que era un oficial indisciplinado. La Comandancia General lo tachaba de conflictivo, debido a sus críticas a la política de descentralización de la ahora ex-Yugoslavia, que él interpretaba como anti-serbias. Sin embargo, una vez en Knin, que se volvía el centro de la oposición serbia en contra de las políticas del nuevo poder político en Croacia que había ya proclamado su independencia y abiertamente promocionaba ideas sobre los serbios como un factor estorbante en el camino de la institucionalización del nuevo Estado croata, Mladić se definió publicamente defensor de los serbios de Krajina y de los intereses de los serbios en general. Mientras que el Zagreb oficial proclamaba a Mladić el criminal de guerra número uno, los serbios (al menos los de Krajina, en un principio) empezaban a idolatrarlo debido en gran medida a sus capacidades como estratega militar, que unos tachaban de geniales y otros de descabelladas, y sus victorias. Aquí habría que destacar igualmente que hubo también roces entre las percepciones políticas de Mladić, el gobierno de slobodan Milošević y el líder local, ya casi una leyenda para ese entonces entre los serbios, que vuelve a entrar en escena mundial en este 2006, el así llamado Capitán Dragan.
Mientras estaba en Knin, Mladić, aún como oficial del JNA, se dedicó a reclutar a los serbios de la región, consciente de que el sueño "yugoslavo" ya era historia y que había que tomar partido. Bajo los reflectores de la opinión pública aparació muy poco tiempo después de su llegada a Knin.
Para mayo de 1992, el general Veljko Kadijević renunciaba al cargo del Secretario Federal de la Defensa Nacional, puesto al que posteriormente era asignado el general Blagoje Adžić. A muy poco tiempo, Ratko Mladić era promovido a general y se le asignaba a la Comandancia de la segunda región militar del JNA de aquel entonces, con sede en Sarajevo, bajo las órdenes del general Milutin Kukanjac, el comandante de la región. En Sarajevo ocurrió un ataque a las tropas del JNA y la sede de la comandancia de la segunda región, la cuál tenía que ser cambiada de sede. A Mladić se le ordenaba, unos días después de los ataques, tomar las responsabilidades de jefe de cuartel de la segunda región militar y de comandante en jefe, al menos mientras no regresaran los generales Stanković y Kukanjac quienes habían sido llamados a Belgrado, a las instalaciones de la comandancia general del ejército.
Para marzo de 1992 se había producido ya, además de incidentes más aislados en contra de croatas, musulmanes y serbios, el ataque frontal a una boda serbia en el mero centro de Sarajevo, en la que fueron masacrados los comensales. Las cosas indicaban que la violencia iba a escalar aún más.
La Comandancia General del Ejército Popular Yugoslavo con sede en Belgrado, decidía el 19 de mayo de 1992 emprender la retirada del territorio de Bosnia y Herzegovina.
Mladić había traído consigo de la región de Krajina a muchos soldados de la resistencia serbia que habían nacido en diferentes partes de Bosnia y Herzegovina. Con los soldados de Krajina y partes del JNA de la segunda región militar, se formó inmediatamente el cuartel general del Ejército Serbio. El Ejército Serbio y su comandancia fueron formados formalmente en la ciudad de Banja Luka en la reunión de los poderes político-militares de los serbios de Bosnia y Herzegovina efectuada durante los días 11 y 12 de mayo de ese 1992. El presidente electo de los serbios bosnios, el Dr. Radovan Karadžić, nombraba al general Ratko Mladić comandante en jefe del nuevo ejército.
La toma de los alrededores de la ciudad de Sarajevo y su sitio que duró más de dos años, las ecenas de campos de concentración de prisioneros de guerra capturados por el Ejército Serbio, los francotiradores y los pasajes de la muerte de la capital de Bosnia, los acontecimientos en todos los frentes de la guerra en Bosnia y Herzegovina que finalizó con los acuerdos de Dayton-Paris en 1995 -después de que el ejército estadounidense bombardeó las posiciones del Ejército Serbio bajo el mando de Mladić durante cuarenta días-, las matanzas de civiles, las violaciones y el número final de muertos, hechos aún no esclarecidos, son parte del legado ligado al nombre de Ratko Mladić.
Todo parece que hoy en día su persona ha sido reducida a una pieza de intercambio político entre el gobierno de Belgrado y el tribunal de La Haya, con una trascendencia enorme para la anexión de Serbia-Montenegro (aún juntos) a la UE y la OTAN. Un futuro incierto de dominación imperialista al que actualmente se ve como la única solución posible.
Muy probablemente, Mladić y Karadžić terminarán en La Haya en un futuro no muy lejano.
¿Cuántos más faltan?
Y es difícil responder a esta pregunta... casi imposible. Sobre él se ha escrito tanto que la pérdida de hilos de su vida o sus intenciones, o incluso de los hechos reales, resulta inminente. Ser objetivo definitivamente no es posible en este caso. Los datos, entrevistas, comentarios y análisis que voy encontrando en mi búsqueda son todos o casi todos, absolutamente pretenciosos en demostrar la tesis del "héroe", del "líder", del "genio militar o loco de atar", del "monstruo", del "Diablo mismo", del "hombre que mató Sarajevo", del "violador y asesino".
Personalmente, tengo un problema con los ejércitos -y la policía para tal caso- y sus miembros cuando están "de servicio" (es otra cosa cuando vuelven a ser personas comunes, una vez dejado el uniforme). La violencia, los asesinatos, la ley del más fuerte, el crímen, el poder de la estructura y todos los demás lugares comunes que acompañan esta vida, se vuelven demasiado cotidianos y cercanos como para resistirse a la tentación. Sirven para asegurar el poder de dominación de la clase política que en los mejores casos resulta ser legítima representante de una mayoría (simple o cualificada) de votantes ciudadanos -en cuyo caso resulta trascendente preguntar qué hacer con las diversas minorías excluídas por este método partidocrático (el poder de los partidos políticos), sobre todo en los sistemas bipartidistas, o peor aún, qué hacer en medio de problemas étnico-religiosos cotidianos en gran parte de Africa, los Blacanes mismos y cada vez más en el Oriente medio-. Estas agrupaciones son necesarias para proteger el sistema en el que para posibilitar un nivel de vida comfortable de una cuarta parte de la humanidad, el 75% restante debe ser explotado -o reprimido, en caso de sublevación a su realidad natural-.
En una guerra sin cuartel, sin ley, con un sinnúmero de corporaciones paramilitares que no obedecen ordenes de ningún mando claramente definido, donde los "soldados" son los ciudadanos que creen estar construyendo su patria, defendiendo sus familias y sus propiedades milenarias o vengando lo perdido, la situación se vuelve peor, mucho peor. Todo se bestializa. Pero la verdadera desgracia resulta ligada a los que son capaces de negociar con tanto dolor, tanta animalidad... los calculadores, manipuladores, insensibles arquitectos de destinos de millones a favor de empresas armamentistas, petroleras, el contrabando de las mafias locales; los sastres de nuevos mapas geopolíticos que venden y compran territorios como si estos vinieran desprovistos de historias, amores, sangre, locura, muerte. Mi desprecio es entonces fundamental, ligado a la conducta violenta como tal, a la ausencia de escrupulos, respeto, a la comodidad aislante de una realidad acolchonada desde la cuál se emiten órdenes en la oficina oval, el Bundestag, el Kremlin, Peking, Paris, Belgrado, Sarajevo, Zagreb, Ljubljana, oficinas de Texxaco, Shell, Gasprom... Y resulta de vital importancia mantener las buenas conciencias a salvo de la realidad. Hoy en día es necesario hablar de los "buenos" y los "malos", de "rostros", de Osamas Bin Laden, de Miloševićs, de Antes Gotovinas, de Radovan Karadžićs, de Saddam Husseins (todos culpables, aunque sin duda no los únicos y desgraciadamente, no los más peligrosos)... para proteger la estructura, mantener la simplicidad, sentirnos a gusto. La conciencia tranquila.
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Aquí, me limitaré exclusivamente a presentar tan sólo unos datos básicos de la vida del ex-General Ratko Mladić. El juicio de valor que lo haga cada quién...
Nació en 1943 en el pueblo de Božinovići, cerca del poblado de Kalinovik, en el seno de una familia de orígen serbio. En 1945, un agrupamiento del ejército del Estado Independiente de Croacia (de corte fascista), los ustaša, asesinó a su padre, quién formaba parte de los partizani comunistas.
La carrera de oficial del Ejército Popular de Yugoslavia (JNA, por sus siglas en serbio/croata), la inició el 4 de noviembre de 1965, cuando se volvió el comandante del agrupamiento motorizado de una de las unidades del ejército, en Skopje (Macedonia). Posteriormente, desde el de subcoronel, pasó por todos los puestos de mando, volviéndose Comandante Brigadier a finales de los ochenta. Entre 1989 y 1990, fue nombrado jefe del Departamento de Capacitación de la región tercera militar de aquel entonces, en Skopie, nuevamente. Entre el 14 de enero de 1991 y el 26 de junio del mismo año fue nombrado ayudante del Comandante del Korpus militar con sede en Priština (Kosovo).
El 26 de junio de 1991 le fue comunicada la decisión de la Comandancia General del JNA de asignarlo a la ciudad de Knin (la ciudad más importante de la región de Krajina, por un tiempo llamada serbia y hoy en día croata, en Croacia). El 29 de junio se reportaba con la comandancia del Ejército Popular Yugoslavo en Knin.
El JNA estaba en estas épocas en un profunda crisis. Eslovenia había ya declarado su independencia y soldados del JNA eran inmediatamente reconocidos como tropas invasoras. La guerra entre el recién formado ejército esloveno y los miembros confundidos (y ya cada vez más predominantemente serbios, debido a la deserción de cadros eslovenos, macedonios y croatas de este organismo) del JNA duró 8 días.
Desde los tiempos del socialismo, en Macedonia, de Mladić se decía que era un oficial indisciplinado. La Comandancia General lo tachaba de conflictivo, debido a sus críticas a la política de descentralización de la ahora ex-Yugoslavia, que él interpretaba como anti-serbias. Sin embargo, una vez en Knin, que se volvía el centro de la oposición serbia en contra de las políticas del nuevo poder político en Croacia que había ya proclamado su independencia y abiertamente promocionaba ideas sobre los serbios como un factor estorbante en el camino de la institucionalización del nuevo Estado croata, Mladić se definió publicamente defensor de los serbios de Krajina y de los intereses de los serbios en general. Mientras que el Zagreb oficial proclamaba a Mladić el criminal de guerra número uno, los serbios (al menos los de Krajina, en un principio) empezaban a idolatrarlo debido en gran medida a sus capacidades como estratega militar, que unos tachaban de geniales y otros de descabelladas, y sus victorias. Aquí habría que destacar igualmente que hubo también roces entre las percepciones políticas de Mladić, el gobierno de slobodan Milošević y el líder local, ya casi una leyenda para ese entonces entre los serbios, que vuelve a entrar en escena mundial en este 2006, el así llamado Capitán Dragan.
Mientras estaba en Knin, Mladić, aún como oficial del JNA, se dedicó a reclutar a los serbios de la región, consciente de que el sueño "yugoslavo" ya era historia y que había que tomar partido. Bajo los reflectores de la opinión pública aparació muy poco tiempo después de su llegada a Knin.
Para mayo de 1992, el general Veljko Kadijević renunciaba al cargo del Secretario Federal de la Defensa Nacional, puesto al que posteriormente era asignado el general Blagoje Adžić. A muy poco tiempo, Ratko Mladić era promovido a general y se le asignaba a la Comandancia de la segunda región militar del JNA de aquel entonces, con sede en Sarajevo, bajo las órdenes del general Milutin Kukanjac, el comandante de la región. En Sarajevo ocurrió un ataque a las tropas del JNA y la sede de la comandancia de la segunda región, la cuál tenía que ser cambiada de sede. A Mladić se le ordenaba, unos días después de los ataques, tomar las responsabilidades de jefe de cuartel de la segunda región militar y de comandante en jefe, al menos mientras no regresaran los generales Stanković y Kukanjac quienes habían sido llamados a Belgrado, a las instalaciones de la comandancia general del ejército.
Para marzo de 1992 se había producido ya, además de incidentes más aislados en contra de croatas, musulmanes y serbios, el ataque frontal a una boda serbia en el mero centro de Sarajevo, en la que fueron masacrados los comensales. Las cosas indicaban que la violencia iba a escalar aún más.
La Comandancia General del Ejército Popular Yugoslavo con sede en Belgrado, decidía el 19 de mayo de 1992 emprender la retirada del territorio de Bosnia y Herzegovina.
Mladić había traído consigo de la región de Krajina a muchos soldados de la resistencia serbia que habían nacido en diferentes partes de Bosnia y Herzegovina. Con los soldados de Krajina y partes del JNA de la segunda región militar, se formó inmediatamente el cuartel general del Ejército Serbio. El Ejército Serbio y su comandancia fueron formados formalmente en la ciudad de Banja Luka en la reunión de los poderes político-militares de los serbios de Bosnia y Herzegovina efectuada durante los días 11 y 12 de mayo de ese 1992. El presidente electo de los serbios bosnios, el Dr. Radovan Karadžić, nombraba al general Ratko Mladić comandante en jefe del nuevo ejército.
La toma de los alrededores de la ciudad de Sarajevo y su sitio que duró más de dos años, las ecenas de campos de concentración de prisioneros de guerra capturados por el Ejército Serbio, los francotiradores y los pasajes de la muerte de la capital de Bosnia, los acontecimientos en todos los frentes de la guerra en Bosnia y Herzegovina que finalizó con los acuerdos de Dayton-Paris en 1995 -después de que el ejército estadounidense bombardeó las posiciones del Ejército Serbio bajo el mando de Mladić durante cuarenta días-, las matanzas de civiles, las violaciones y el número final de muertos, hechos aún no esclarecidos, son parte del legado ligado al nombre de Ratko Mladić.
Todo parece que hoy en día su persona ha sido reducida a una pieza de intercambio político entre el gobierno de Belgrado y el tribunal de La Haya, con una trascendencia enorme para la anexión de Serbia-Montenegro (aún juntos) a la UE y la OTAN. Un futuro incierto de dominación imperialista al que actualmente se ve como la única solución posible.
Muy probablemente, Mladić y Karadžić terminarán en La Haya en un futuro no muy lejano.
¿Cuántos más faltan?
3 Comments:
El juicio contra Radovan Karadzic es pura pantomima. Sabe que está protegido por las grandes potencias. El ex líder de los serbios de Bosnia se declara no culpable. Su proceso durará hasta 2013.
En cuanto a Ratko Mladic, apodado "el carnicero de Srebrenica", antiguo jefe militar de los serbios de Bosnia, es uno de los criminales de guerra más buscados. Pero nadie lo va a encontrar.
Que importa si lo encuentran o no, igual da, es una basura de individuo, ese no es humano. Al saber quien era su padre su hija se suicidó luego de la masacre de Srebrnica.
Honor a los inocentes caidos en la guerra a manos de los psicópatas!
Ana Mladic se suicidó el 24 de marzo de 1994, y el genocidio de Srebrenica sucedió en julio de 1995. Sobre Mladic se ha escrito mucho, la mayoría incierto, y lo más triste es que lo más grave es lo que no ha trascendido.
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