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14.1.06

Se unifican las fuerzas militares de Bosnia y Herzegovina

El primero de enero del 2006, fue cristalizado uno de los mayores deseos de los EUA, en cuanto a su política hacia los Balcanes se refiere: el ejército de Bosnia y Herzegovina, dividido en tres unidades independientes (la bosniaca (musulmana), la serbia (de la República Srpska), y la croata, respectivamente) organizado de esta manera según el acuerdo de Dayton-Paris, fue unificado bajo una comandancia única, reducido en el número de sus tropas que en un futuro próximo será igualmente profesionalizado y tal vez anexado a la OTAN.

La gran pregunta es ahora: el año pasado se conmemoraron diez años del acuerdo que puso fin a la calvarie más tremenda desde la Segunda Guerra Mundial en Europa, en la que los antagonistas principales eran precisamente los bosníacos, los serbios y los croatas; se asesinaron civiles (léase familas), se cometieron toda clase de crímenes de los tres lados, se creó (aunque en principio de manera artificial) un odio impresionante que solamente puede comprender alguien quién tuvo que presenciar la violación y el degollamiento de toda su familia, la quema de su casa y que, por si fura poco, fue dejado vivo (y pasó en todos los lados involucrados en el conflicto, sin que se cuente para ello con la exclusividad de la barbarie en ningún bando), para incorporarse al ejército de acuerdo a su definición étnica; se sabe que en estos países, después de todo lo que pasó, servir en el ejército es inmediatamente relacionado con la corrupción, criminalidad y desconfianza, lo que define de alguna manera abstracta el perfil de los que a ello se dedican; los mismos que ahora deberán convivir día y noche y obedecer las órdenes de alguien que no necesariamente comparte su nacionalidad: ¿funcionará?

A veces me encantaría poder creer que estas cosas puedan cambiar de la noche a la mañana y que un día todos podamos vivir en hermandad y armonía. La vida me ha enseñado que ello, desgraciadamente no sucede así de rápido y que se requiere de cantidades impresionantes de buena voluntad auténtica y paciencia (la historia y la cultura popular, cotidiana, funcionan según otros tiempos, mucho más largos que las oficiales, lo cual explica las referencias medievales y venganzas por hechos ocurridos hace mil años) y menos si la principal motivación para ello salga de los intereses económicos de los EUA o la Unión Europea.

Conocer a la gente de la ex-Yugoslavia en el extranjero, conviviendo todos, compartiendo el idioma (que en extranjero sigue siendo el mismo) y evitando hablar de la política (si se intuye que ello podría traer desencuentros) no me deja caer en la desesperanza.

Ya veremos...