Hristos se rodi! Al mundo ortodoxo, ¡feliz Navidad!
La costumbre dicta que el día anterior a la Navidad se vaya al bosque más cercano y se corte un arbolito de roble que no se introducirá a la casa sino hasta que haya anochecido. En las ciudades, el "badnjak" no es más que una ramita de roble con paja, que los creyentes reciben en las iglesias o lo pueden comprar en las calles (en prácticamente cada esquina). Junto con el "badnjak" se introduce una ramita de dren (no conozco la traducción exacta al español), símbolo de la buena salud, al igual que un poco de paja que se coloca en el piso del hogar. El "badnjak" no es otra cosa más que la representación de Jesús Cristo recién nacido y simboliza su entrada en este mundo, los hogares y los corazones de los creyentes. Una vez introducido en la casa, el "badnjak" se moja con un poco de vino tinto y algo de miel. La paja sirve para remembrar la noche en la que Jesús nacía en Belém, cuando la Vírgen María lo colocó en una especie de cuna hecha de paja. Sobre la cama de paja preparada en el piso en algún rincón del hogar, se colocan igualmente nueces, tres por cada una de las cuatro esquinas de la cama de paja. Se prende esta noche igualmente el copal que junto con otros regalos que se colocan sobre la cama de paja simbolizan los regalos de los tres Reyes Magos al niño Dios. Para la cena de Navidad, que inicia con un rezo, la límpia de los invitados la mesa y el canto del villancico Roždestvo tvoje (Tu nacimiento), se prepara comida de ayuno y se come sobre la cama de paja sobre la que se coloca un mantel.

Finalmente, la mañana de hoy (a decir, el día de Navidad), un familiar, vecino o amigo cercano debe ser el primero que entre a la casa sin que antes nadie de los miembros de la famila haya salido. La visita lleva en la mano una manzana con muchas monedas clavadas. Al entrar a la casa, les desea a los del hogar felicidad, amor, salud, dinero y cuanto buen deseo más se le ocurra, tirando con cada deseo parte de las monedas de la manzana a los diferentes rincones de la casa. Para que los deseos surtan efecto, se considera de mala suerte levantar las monedas de donde cayeron hasta el tercer día de Navidad.
El año pasado, Lizette y el que esto escribe pasamos la Navidad ortodoxa en Belgrado. Fue una experiencia única, ya que debido a los largos años del socialismo y el despertar religioso en los Balcanes, con la equivocada percepción de la "libertad" ganada después de la caída del comunismo con la "libertad religiosa", la gente intenta seguir los ritos e informarse sin definir aún muy bien qué es lo que hay que hacer o cómo. Durante el socialismo, los ritos religiosos se llevaban a cabo de manera muy discreta, si es que se llevaban a cabo, mucho más en el campo que en las ciudades. Ello provocó una terrible interrupción en la continuidad de las tradiciones que por, al menos dos generaciones, habían casi desaparecido. El resultado: las iglesias ortodoxas de Belgrado, especialmente el aún en construcción imponente templo de San Sava (la nueva catedral belgradense de dimensiones enormes), se llenan de ríos de nuevos creyentes, mayoritariamente adolescentes, sedientos de conocer "su religión" y redescubrir "su cultura", pero aún sin comprender a ciencia cierta de qué se trata todo aquello (y a menudo, sin nadie que se los explique, mientras que los sacerdotes, pops, cobran una fortuna por ir revelando los misterios). En la Nochebuena, aún se oían cohetes en las calles, que desde el socialismo han formado parte de las celebraciones del Año Nuevo (del 31 de diciembre), noche en la que durante mi infancia llegaba Santa Claus (Deda Mraz), se repartían regalos, se tomaba vino espumoso, se echaban cohetes (y uno que otro demente disparaba de sus pistolas o rifles por la ventana), se comía lechón al horno o sarma, se veían fuegos artificiales y se ponían árboles de Navidad, todo junto.
Así las cosas, si conocen algún ortodoxo serbio por allí, le pueden decir un "Mir božiji, Hristos se rodi" (La Paz divina, Cristo nace, en traducción literal), a lo que ella o el tal vez respondan "U vaistinu se rodi!" (En Verdad nace, en traducción literal).

El Templo de San Sava, en Belgrado. La media noche entre el 6 y el 7 de enero del 2005. Foto tomada por Daniel.
A los croatas, eslovenos, serbios y otros católicos, al igual que a casi todo el mundo del habla hispana, desde acá un ¡muy feliz Día de Reyes!
¡Chau!
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